Elecciones norteamericanas y economía
15 de Noviembre de 2016
15 de Noviembre de 2016
Por: Rafael Hurtado Coll, profesor del Máster en Dirección Financiera Full Time y Executive de EAE Business School en Madrid.
La inesperada victoria de Donald Trump ha generado un intenso debate. En el plano económico el análisis también ha sido profundo. ¿Qué cambiará con Trump? ¿La economía americana mejorará o empeorará? ¿Tendrá efectos las elecciones en la economía mundial?
En primer lugar es importante destacar que Trump no es un político al uso y su predictibilidad es baja. Es decir, no conocemos exactamente qué hará. Sabemos lo que ha dicho, pero no qué políticas llevará a cabo. No obstante, sí conocemos ciertas líneas generales de las políticas económicas que el nuevo presidente de los Estados Unidos podría aplicar.
En primer lugar tenemos que citar la política fiscal. Hasta ahora, Estados unidos ha basado gran parte de su crecimiento en políticas monetarias expansivas. Trump quiere ahora emprender una política fiscal expansiva con dos ejes: aumento del gasto (fundamentalmente en infraestructuras) y disminución de los impuestos. Lógicamente, esto habría que financiarlo con deuda. El aumento de la deuda pública podría llevar a medio plazo a una elevación de los tipos de interés, sobre todo los tipos a largo plazo.
No obstante, esta elevación de tipos podría producirse en el medio plazo, ya que en el corto plazo es posible que la Reserva Federal continúe con una política monetaria similar a la actual, es decir, de tipos muy bajos que progresivamente van subiendo. Es posible que en diciembre la FED suba los tipos ligeramente. La Reserva Federal basa sus actuaciones en ciclos económicos y no ciclos políticos, además, su presidenta Yellen, estará en el cargo hasta 2018, lo cual asegura cierta continuidad en las políticas llevadas hasta ahora.
Además de la política monetaria y fiscal hay otro aspecto de las promesas de Trump que es especialmente polémico: el comercio internacional. Trump se ha mostrado partidario de imponer aranceles a los productos chinos o revisar a fondo la unión aduanera con México y Canada (NAFTA). El proteccionismo sí podría constituir un problema, y de ahí por ejemplo la fuerte devaluación del peso mexicano tras la victoria de los republicanos. El comercio internacional no es un juego de suma cero, y de reducirse empobrecería a todos (a la economía mundial). Sobre la capacidad de Trump de revisar tratados o imponer aranceles hay que recordar que la política sobre comercio internacional necesita el respaldo del Congreso y los legisladores republicanos han sido tradicionalmente favorables al libre comercio.
La opinión de la mayoría de los economistas es que Trump no modificará demasiado el rumbo económico de los Estados Unidos. Hay que recordar que dos tercios del PIB de Estados Unidos es consumo y es poco probable que este cambie por la victoria republicana. Es cierto que la victoria de Trump deja algunos sectores mejor posicionados que otros. En general muchos analistas estiman que la industria bancaria, tecnológica, de infraestructuras o de defensa en Estados Unidos, saldrán beneficiadas. En su contra, las energías renovables podrían verse perjudicadas.
A nivel global, la victoria de Trump no supone un cambio tan drástico como sí puede suponer el Brexit, aunque sí pone de manifiesto que en la actualidad, debido al descontento de una parte de la sociedad, los riesgos políticos han aumentado.