Previsiones económicas 2021
01 de Agosto de 2017
01 de Agosto de 2017
Por Martí Pachamé, profesor del Máster en dirección y gestión financiera y MBA de EAE Business School
El FMI publicó a fines del presente mes de julio sus previsiones para la zona euro. El titular del informe no deja lugar a dudas: Zona del euro: Hay recuperación, pero se necesitan reformas.
De nuevo el organismo internacional insiste en que la principal amenaza a la recuperación económica es el elevado nivel de la deuda pública. Pero esta vez también reflexiona sobre otro problema que puede retrasar el crecimiento europeo, y es la falta de convergencia en los niveles de ingreso por persona entre los países miembro de la eurozona.
La falta de convergencia la atribuye a un crecimiento de la productividad más lento en los países con un menor nivel de ingreso inicial, contradiciendo precisamente uno de los pilares europeístas, que la integración económica precisamente lo que haría sería elevar los niveles de ingreso. La adopción del euro supuso importantes ajustes en economías con niveles de productividad reducidos, como España, Grecia y Portugal, los ajustes recayeron sobre el empleo y éstos son, tradicionalmente, los países que soportan mayores tasas de desempleo. La competitividad se alcanzó aumentando el producto por trabajador reduciendo su número.
El FMI, consciente que la recuperación no puede basarse exclusivamente en un aumento de los beneficios empresariales, pide que se profundice en las reformas para recuperar competitividad, pero esta vez no sobre empleo y salarios sino mejorando la productividad, aumentando la inversión y con prácticas laborales más eficientes y, también, como no, reformando los mecanismos de negociación empresarial.
Hay que decir que gran parte de estas reformas que inicialmente se acometieron en nuestro país se truncaron al rebufo de la recuperación económica, perdiéndose la oportunidad de aplicarlas gracias a mayorías parlamentarias amplias y, que, en la actualidad, no se tienen y que deben ser sometidas a complejas negociaciones.
Estas reformas son las que han de permitir que se alcancen los objetivos previstos por el Gobierno para el 2021. El ministro De Guindos prevé que no se alcancen los 20,7 millones de empleos hasta ese año, lo que significa que se habrá tardado nada menos que 14 años en recuperar los empleos que existían en 2007. En 2021 se espera también que la tasa de paro baje por debajo del nivel de verano de 2007, el 7,9%.
Ello se ha de conseguir gracias al crecimiento económico, que se pronostica fuerte para los próximos años: este año un 3% (ING cree que probablemente esté cerca del 3,2%), el 2018 un 2,6%, un 2,5% para el 2019 y un 2,4% en el 2020.
La recuperación económica de momento avanza apuntalada en un sector, el exterior, que provoca mayor confianza que el que apuntaló el crecimiento de la primera década del siglo XXI, el de la construcción, aunque también se espera que pasada la crisis se recupere aportando su grano de arena al contexto global.
Pero estos excelentes presagios que desde el Gobierno se apuntan deben consolidarse gracias a profundizar en las reformas, dejando atrás la tentación de la autosatisfacción, que aunque el esfuerzo ha sido enorme y encomiable, no debe hacernos perder el norte de nuestros objetivos: reducir el paro lo más rápido posible, fomentando la reconversión de los sectores más afectados por la crisis y con menor probabilidad de recuperar el empleo financiando programas de reconversión laboral, permitir una recuperación de los salarios introduciendo mecanismos más flexibles de negociación colectiva, articular nuevos mecanismos de contratación, reduciendo el amplio espectro de contratos de trabajo actualmente existentes, aumentar la liberalización de los sectores actualmente protegidos o con menor competencia y profundizar en el mercado único interior reduciendo las trabas burocráticas que las diferentes CCAA han ido creando para proteger sus respectivos mercados locales y regionales.
Además habrá que ir pensando ya en una reforma del Pacto de Toledo, cada vez queda menos para que el dilema de la estructura de la pirámide poblacional nos alcance: en unos pocos años tendremos pleno empleo pero no servirá para pagar las pensiones.