Claves para encontrar tu propósito personal y convertirlo en tu profesión

Decía Mark Twain que en la vida de toda persona hay dos días fundamentales: el día en que nace y el día en que descubre por qué. Cuanto menos tiempo pase entre uno y otro, añadimos desde aquí, más plena será la vida que quede por delante.

No se trata de dar respuesta a la cuestión metafísica del origen de la existencia. Basta con averiguar qué es aquello que nos llena, que nos transmite una energía especial, que nos hace disfrutar y sentirnos bien, que nos sale con naturalidad, sin esfuerzo. Aquello de lo que nunca nos cansamos.

Si ya lo descubriste, ¡enhorabuena! Has dado un paso importante hacia una vida en plenitud.

Pero para alcanzar la realización plena, aún te queda un tercer día fundamental. Aquel en el que decides convertir la respuesta a esa pregunta en el eje de tu vida. El día en el que reordenas todas las cosas que conforman tu vida alrededor de eso que te llena. El día en el que lo conviertes en el fin último de todas tus acciones. El día en que lo haces tu propósito personal.

Persona en lo alto de una colina admira el paisaje al anochecer.

Pero volvamos al principio, al día en que nacemos. Ese día ya nos encontramos con un plan cuidadosamente trazado para nosotros: guardería, colegio, instituto, universidad… Descubrir nuestro “porqué” requiere de tiempo, y eso es algo que no abunda en esa apretada hoja de ruta que nos entregan al nacer.

Por eso, a muchas personas les lleva años averiguar cuál es su pasión, y cuando lo descubren creen que ya es tarde para convertirlo en el propósito de su vida. Han encauzado su carrera profesional por un camino que nada tiene que ver con ese propósito. Su trabajo, al que dedican gran parte de cada día, pasa a ser aquello que les aleja de lo que les hace sentir tan bien. Lejos de ser una fuente de realización personal, se torna un motivo de frustración.

El tercer día, ese en el que ponemos el propósito en el centro de nuestra vida, se va alejando paulatinamente a medida que seguimos haciendo girar esa rueda de hámster que cada día nos genera menos satisfacciones.

Hasta que un día nos bajamos de la rueda y decidimos caminar hacia donde queremos estar en lugar de hacia donde se espera que estemos. Entonces el concepto de trabajo se transforma. Ya no hacemos las cosas porque las tienes que hacer, sino porque queremos hacerlas, porque las disfrutamos, porque nos hacen sentir bien, plenos y realizados.

Un claro ejemplo de éxito

Así lo hizo Anna Buira, que trabajó como comunicadora primero, y como project manager después, antes de descubrir que su pasión eran las personas. Cursó el Máster en Coaching y Liderazgo de EAE Business School y ahora ejerce de Executive Coach en Koa-Kura Latam.

Hoy Buira ayuda a personas a identificar su propósito, a conectar con aquello que las llena de verdad, y a convertirlo en el eje de sus vidas. Hace unos días participó en una sesión de Alumni Learning junto a Jordi Vila, director del Programa Líderes de EAE Business School, en la que compartió su experiencia personal y desgranó las claves de un camino que no es fácil pero que, según dijo, conduce siempre a buen puerto.

Las claves principales para encontrar tu propósito

 

1. Estate plenamente convencido

Puede parecer una obviedad, pero como en tantas decisiones trascendentales el primer paso es estar plenamente convencido de querer hacerlo. Eso no significa, advierte Buira, que vayan a desaparecer de un plumazo las dudas y los temores. “Las dudas y los miedos van a estar ahí, hay que aceptarlos y asumirlos como parte del camino”, señala.

Buira tomó la decisión a raíz de una actividad llevada a cabo durante el Master de Coaching y Liderazgo que cursó en EAE, que la ayudó a bajar a sus profundidades, rescatar su propósito, traerlo a flote y empezar a pensar cómo lo podía aplicar a su vida profesional. Se produjo lo que Buira define como un “click”, que es, según ella, la señal inequívoca de que ha llegado el momento de iniciar el proceso, de que estamos preparados: “Cuando las cosas salen a la superficie es porque podemos abordarlas. Cuando algo se hace consciente para nosotros, es porque ya estamos preparados para poder gestionarlo”.

 

2. No tengas prisa, pero tampoco pausa

Tener claro que se quiere salir de esa rueda de hámster no significa que uno deba bajarse en marcha. La decisión es el primer paso de un proceso gradual encaminado a encontrar qué es aquello que te llena y quieres convertir en el motor de tu vida. “Lo fundamental es identificar qué estás haciendo porque quieres hacerlo y qué estás haciendo porque algo o alguien te lo manda. Hay un abismo en detectar eso, porque te das cuenta de la cantidad de cosas que hacemos sin siquiera saber por qué las hacemos”, explica Buira.

En este proceso resulta esencial la mentalidad. Si uno ha tomado la determinación de convertir su propósito en su forma de vida, no debe conformarse con menos ni desviarse del camino: “Cuando algo no me ha gustado, siempre he buscado otra cosa. Hay que perseguir lo que nos mueve por dentro, no tiene sentido estar en un sitio simplemente por estar”.

 

3. Tu propósito es más que un trabajo

El propósito personal no es necesariamente -o al menos no exclusivamente- una actividad o profesión concreta, especialmente cuando nos referimos al ámbito laboral. También puede ser algo más abstracto: una forma de hacer las cosas o una manera de concebir el trabajo y las relaciones laborales. Por eso, Buira recomienda también identificar qué personas, entornos y ambientes favorecen que salga lo mejor de nosotros mismos, incorporarlos a nuestro propósito y a nuestro proyecto profesional.

 

4. Tu propósito debe estar vivo y evolucionar

Si nos va a alimentar e impulsar durante toda nuestra vida, el propósito personal debe estar en constante evolución. Vivimos en un periodo en el que todo cambia a una velocidad vertiginosa. Para poder adaptarse a esos cambios, nuestro propósito debe estar vivo. Eso, según Buira, requiere que lo mimemos y alimentemos cada día, que lo tengamos presente en las cosas que hacemos y que constantemente reflexionemos sobre cómo podemos dar nuevos pasos que nos alineen más con nuestro propósito vital.

 

5. No te apartes del camino… y confía

Buira describe el proceso como una montaña rusa, con sus curvas, sus subidas, sus bajadas… Igual que en una montaña rusa, habrá momentos de incertidumbre en los que no sabremos qué viene después, pero hemos de creer en el camino que hemos elegido y confiar en que, si no nos apartamos de él, todo saldrá bien y el viaje terminará exactamente donde queremos.

Comprobados los efectos positivos de encontrar nuestro propósito vital y situarlo en el centro de nuestra vida, y trazada la hoja de ruta, sólo queda dar el primer paso. Si no sabes cuándo empezar, recuerda la frase que hizo célebre el Dalai Lama: sólo hay dos días en la vida en los que no se puede hacer nada: ayer y mañana.

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