Cuando Draghi saca la artillería
15 de Marzo de 2019
15 de Marzo de 2019
Por Agustí Sala, Redactor jefe de Economía de El Periódico de Catalunya
El retraso en la subida de los tipos de interés hace prever movimientos de concentración en la banca de la zona euro.
Cuando el presidente del Banco Central Europeo (BCE), Mario Draghi, saca la artillería del armario y nadie se lo esperaba es que algo sucede. En el último consejo de gobierno de la institución decidió activar de nuevo la manguera de liquidez barata para la banca hasta marzo del 2021, cuando se acababan de retirar los estímulos de la fase anterior.
Y no solo eso sino que retrasó las posibles subidas de tipos de interés a finales de año en lugar de hacia el verano, como había previsto inicialmente. Todo ello no supone solo una sorpresa para los analistas sino una mala noticia, por no decir un auténtico jarro de agua fría, para los bancos que ya estaban haciendo equilibrios para compensar la falta de margen dado el contexto de un precio del dinero en el entorno de cero. Ya hay quien prevé próximas fusiones y procesos de concentración.
¿Cuál es la justificación de estas medidas que han sorprendido a la mayoría? Que el crecimiento económico de la zona euro está sufriendo una "moderación considerable" que se prolongará durante este año.
El banco central del euro es bastante más pesimista con respecto a las perspectivas a corto plazo y ha reducido de forma considerable su previsión de crecimiento para este ejercicio, del 1,7% estimado en diciembre pasado, cuando ya había rebajado las previsiones en una décima, al 1,1%. Y además, por lo que respecta a la inflación, el pronóstico es que en vez del 1,6% previsto inicialmente esta se sitúe en un 1,2% por la ralentización de la actividad general.
Según Draghi, el deterioro del crecimiento está relacionado con numerosos factores externos como el frenazo de la economía china, la pugna de esta gran economía con EEUU y el brexit. De todas formas también existen otras variables internas que influyen como son la recesión en Italia, pero especialmente la congelación de la actividad en Alemania, la primera economía de la eurozona, afectada por los problemas de su potente sector del automóvil.
A juicio del presidente del BCE estas medidas eran necesarias. Y lo justificó de una manera muy descriptiva: "En una habitación oscura te mueves con pequeños pasos. No corres, pero te mueves. O dicho de otra manera, queremos ser proactivos en lugar de reactivos". En definitiva, venía a decir que es preferible prevenir que curar.
En todo caso quiso dejar una nota positiva al afirmar que la probabilidad de recesión es "muy baja". De hecho, está previsto que la economía empiece a recuperarse el año que viene, ejercicio para el que la previsión solo se reduce del 1,7% al 1,6%. Eso vendría a significar que en lugar de una recesión con un gran peso financiero, como la que estalló en el 2008, estaríamos más ante una industrial, que suele tener un recorrido más corto y experimentar una recuperación más rápida. Las oleadas de despidos en distintas industrias a lo largo de las últimas semanas vendrían a abonar esta tesis. Y los pronósticos del BCE, con una estimación de cierta recuperación el año que viene, lo ratificaría.
El cambio inesperado de política del BCE se produce después de las últimas previsiones de la OCDE, que agrupa a los países más industrializados, que rebajó en dos décimas la previsión del crecimiento mundial en 2019, del 3,5% al 3,3%, pero que lo hizo en ocho décimas en lo que respecta a la zona euro, del 1,8% al 1,1%, sobre todo por el lastre de la economía alemana donde la estimación se ha desplomado a la mitad para este año (desde el 1,4% a 0,7%). A su vez, los datos sobre cartera de pedidos anticipan que la industria de la zona euro registró en febrero su primera contracción desde 2013.
El carácter transitorio que los analistas otorgan a las crisis industriales no solo se vería reflejado en las estimaciones del BCE para 2020 sino en las de la propia OCDE o el Fondo Monetario Internacional (FMI). La OCDE mantiene el crecimiento en el entorno del 1,2% para 2020.
En todo caso, nadie sabe a ciencia cierta lo que puede ocurrir. Quizás la industria europea del automóvil, la más afectada por la crisis actual, tarde más de lo previsto en digerir la normativa medioambiental. Y eso aún retrasaría más las subidas de los tipos de interés. Por eso, una vez que Draghi ha sacado la artillería del armario cabe esperar que se produzcan movimientos en la banca. Al tiempo.