Día 1 - Soñar la meta ya es la mitad del camino
18 de Mayo de 2021
18 de Mayo de 2021
Dimidium facti, qui coepit, habet. Los antiguos latinos ya sabían que “comenzar es la mitad del trabajo”. Tener una idea y, sobre todo, el arrojo de imaginar la aplicación práctica de la misma, es estar en disposición de realizarla. Antes de emprender la escalada, los montañistas ya saben el punto al que desean llegar y el modo en qué acometerán la ruta. Llevan días estudiando la cumbre, el lugar al que volver la mirada para despejar la visión con la meta bien definida. Eso supone que, aunque suene contradictorio, comenzar implica fijar ya el Norte y colocar la línea de llegada.
El día 1 de un Design Sprint, normalmente adjudicado al lunes, es “mapear”. Mapear consiste en entender el desafío, explorar y definir qué queremos conseguir y cómo llegar hasta allí. Este primer paso es fundamental para entrar con el pie derecho, encontrar el mood adecuado de trabajo y establecer la dinámica a seguir como equipo. Además, sienta las bases y deja claro a qué nos vamos a enfrentar y cúal es el objetivo.
Así se puso en práctica esta primera etapa en el Design Sprint de EAE:
1- Empezar por el final.
Uno de los ejercicios más útiles en el proceso de creación de negocio es imaginar que todo lo que propongo como emprendedor sale exactamente como lo planifiqué. El ejercicio “¿Cómo sería el mundo ideal en dos años?” parte de la hipótesis de que mi producto o servicio ha cambiado el mundo. O una comunidad, una empresa, un proceso.
Esta dinámica no sólo nos permite soñar y ampliar nuestros horizontes de inspiración, sino que nos ayuda a alinearnos con nuestro equipo. Nada cohesiona más el grupo que trabajar por un mismo objetivo, y que, además, ese fin se corresponda con nuestros principios y valores como personas.
2- “¿Cómo podríamos…?”. El mapa del desafío.
Para lanzar nuestra idea hacia el futuro después de soñarla allí, hecha realidad y transformando su entorno, hay que establecer cuál será el desafío. Para eso, creamos un mapa de problemas siguiendo la estructura “¿Cómo podríamos…?” (en inglés, How might we?).
El HMW? nos permite ver desde diferentes perspectivas los problemas a los que se enfrentan los potenciales clientes que existen en mi ecosistema de negocio. Es, sin ir más lejos, lo que han aplicado Lorena Niño y Nicole Milla, estudiantes del Máster de Customer Experience and Innovation y, a su vez, participantes del Design Sprint, para fijar su proyecto ‘Recycling the Industry’, donde buscan ayudar a pequeños empresarios del sector de la hostelería en Bogotá (Colombia) a reducir el coste que genera la gestión de residuos en sus negocios mientras mantienen un impacto medioambiental bajo y controlado.
¿Cómo podríamos ayudar a dueños de restaurantes a gastar menos en sus procesos de gestión de residuos?, ¿cómo podríamos medir el impacto medioambiental de una correcta/incorrecta gestión de residuos en un restaurante? Estas son algunas de las preguntas que les salieron al paso.
3- Busca a los que saben, pregunta sin miedo.
Para Nicole y Lorena, las respuestas más válidas respecto a estas cuestiones debían encontrarse precisamente en los actores implicados. Quién mejor que ellos. De este modo, durante el ejercicio Opinión de Expertos, lograron hablar con varios actores importantes que les dieron insights de valor y herramientas para los conocimientos de mercado.
Durante los 15 minutos de este ejercicio, los equipos contrastan opiniones con expertos dentro del ecosistema elegido para entender su visión respecto al objetivo fijado. Enfrentarse a problemas y retos reales nutre su punto de vista y ayuda a plantearse inquietudes concretas que resolverán en las siguientes sesiones.
4- Aquí jugamos todos.
Tan importante como analizar el entorno y a los actores del mismo es retroalimentar el talento interno, hacer grupo en el mejor y más fructífero sentido de la palabra. Así, debatir entre los miembros del equipo es fundamental, exponer aquellos conocimientos que se tengan del sector, la industria o cualquier punto que sea relevante y que nos acerquen a las situaciones que viven las personas en el ecosistema de negocios planteado.
Si ampliamos el radio, encontramos todo tipo de fuentes de inspiración: desde comentarios en redes sociales a empresas con soluciones similares en otros países. Es imposible que una sola persona conozca absolutamente todo lo relacionado con el objetivo; cualquier desafío engloba variadas perspectivas y con estos ejercicios incorporamos diversas fuentes para cubrirlas.
5- El cliente, siempre en tu cabeza.
Hecho todo esto, podemos diseñar una meta de trabajo. Llegados a este punto, los miembros de cada equipo habrán generado información suficiente para conocer el contexto del ecosistema y de la meta que quieren lograr a largo plazo. Es el momento de tomar decisiones, pero ¿con qué criterios? Piensa en tu cliente más importante y en el momento crítico en la experiencia de dicho cliente.
En el caso de Lorena y Nicole, no sólo determinaron que querían trabajar en el sector de la gestión de residuos de la hostelería y el turismo, sino que, tras hablar con expertos, fueron un paso más a la hora de afinar el proyecto y establecieron que su target serían cadenas de restaurantes tuvieran fabricación externa de productos de consumo masivo y que aún no contaran con una política de gestión de residuos clara, medible y funcional.
6- Conoce a los tuyos.
Ya hemos comenzado. En las siguientes jornadas, surgirán ideas, derivaciones que nos hagan perder el foco, dudas y debates. Todo comienzo acarrea sus retos y complicaciones. ¿Estaremos yendo por el camino adecuado? Es lógico preguntárselo, pero hay que desembarazarse del miedo a fallar.
Lo importante es que el equipo al completo se implique en el proyecto. Por eso, antes de iniciar el programa, los alumnos realizaron unos ejercicios para conocerse mejor, saber qué conocimientos aportaba cada uno, qué experiencias, intereses o gustos podían poner en común. Para Nicole de Recycling the industry “fue de gran utilidad porque todos teníamos enfoques e información complementaria sobre el mismo tema, así que íbamos sumando al conocimiento colectivo”. Con el objetivo común constituido, empieza la acción. “No hay manera correcta o errónea de hacerlo; nos escuchamos, integramos visiones de personas externas, tomamos decisiones y confiamos en el trabajo realizado en esta primera sesión de trabajo”, añade Lorena.
Como sabían los latinos, “comenzar es la mitad del trabajo”. Una receta que sigue funcionando siglos después. Sencillamente no hay otra manera de llegar a la meta que echando a caminar.
Artículo en colaboración con:
Santiago Tobón Tobón - EAE Emprende
Lorena Niño y Nicole Milla - Estudiantes del Máster en Customer Experience & Innovation