El aƱo en que teletrabajamos
23 de Septiembre de 2020
23 de Septiembre de 2020
He intentado que el tĆtulo de esta reflexiĆ³n tenga una cierta analogĆa con el de una gran pelĆcula de hace ya muchos aƱos, El aƱo que vivimos peligrosamente. La COVID-19 pillĆ³ a todo el sistema productivo espaƱol por sorpresa y, por esa misma razĆ³n, el Real Decreto Ley sobre Teletrabajo publicado hoy (septiembre 22, 2020) viene a ser como el corredor que empieza tarde la carrera e intenta, con dignidad y espĆritu de superaciĆ³n, llegar a meta con la cabeza alta pero con pocas probabilidades de subirse al podio. Otros muchos paĆses lo han hecho antes y mejor, por ejemplo, los nĆ³rdicos, Centroeuropa y PaĆses Bajos. Las comparaciones son odiosas, porque tambiĆ©n las economĆas son muy diferentes, pero un 38% de los holandeses puede trabajar frente a menos de un 7,5% de espaƱoles antes de la pandemia.
Espero que no se me malinterprete, este RDL sacado con mucho esfuerzo y duras negociaciones con patronal y sindicados por el equipo de Yolanda DĆaz viene a poner negro sobre blanco las bases mĆnimas para regular esta modalidad de trabajo, pero el problema es que deberĆa haber llegado mucho antes y que lo Ćŗnico que marca es unos mĆnimos: cĆ³mo regular el teletrabajo, su porcentaje (30 %) , la duraciĆ³n de la jornada, quiĆ©n debe correr con los gastos de acondicionamiento del puesto de trabajo y cĆ³mo debe registrarse y acordarse entre trabajador y empresa.
El espĆritu de las normas de teletrabajo en los paĆses punteros de la UE -como siempre con nĆ³rdicos a la cabeza- era facilitar algo demandado de forma imperiosa por el sistema productivo desde hace aƱos: los trabajadores que teletrabajan, sobre todo cuando es parte del libre acuerdo y decisiĆ³n entre cada manager y su empleado, facilita una calidad de vida, mejora la productividad y, por si ello fuera poco, impacta positivamente en el medioambiente al producirse menos emisiones de CO2 por los desplazamientos, por ejemplo.
Sin embargo, la ley del teletrabajo espaƱola lo hace a toro pasado. La realidad es que el toro de la COVID-19 pillĆ³ al sistema productivo espaƱol en el corral y mirando en otra direcciĆ³n. Es verdad que nuestra economĆa, con un peso enorme del sector servicios y de la agricultura, hace difĆcil el teletrabajo en masa, pero eso no quiere decir que no pueda incrementarse mucho mĆ”s. Faltaba y falta tecnologĆa suficiente para poder desarrollar de forma cĆ³moda, segura y con Ć©xito una jornada de teletrabajo que no suponga un desembolso al propio trabajador, que en muchos casos ha tenido que poner sus propios medios tecnolĆ³gicos para salir del paso, aunque tampoco esto es una acusaciĆ³n a las empresas. Hemos tenido que subir al tren en marcha y hemos hecho lo que los espaƱoles hacemos fenomenal: improvisar.
Falta tambiĆ©n cultura de teletrabajo en un paĆs en el que el liderazgo asocia implicaciĆ³n y motivaciĆ³n con presentismo y donde la presencia fĆsica en el puesto se asocia con empleados comprometidos; no estar presente puede percibirse como desvinculaciĆ³n. Falta un sistema productivo que facilite el teletrabajo para apoyar la conciliaciĆ³n algo mĆ”s y trabajar un poco mejor. Y sobre todo, falta comprender que teletrabajar puede ser un ātodos ganamosā: el empleador consigue un empleado mĆ”s comprometido y productivo y el trabajador puede permitirse un equilibrio trabajo-vida personal esencial para la salud fĆsica y psicolĆ³gica.
En el momento Ć”lgido del teletrabajo, EspaƱa ha llegado a tener 4 millones de personas teletrabajando, aunque fuera parcialmente, lo que ha sido un gran avance. Podemos con total honradez asumir (a la vista de los datos EPA) que el teletrabajo ha salvado entre 1,5 y 2 millones de puestos de trabajo. TambiĆ©n resulta llamativo que en los meses de confinamiento, casi el doble de mujeres que de hombres ha teletrabajado ĀæconciliaciĆ³n o trabajar el doble porque toca quedarse en casa? El desequilibrio de gĆ©neros en el teletrabajo da para muchas reflexiones.
Como en otras ocasiones, la ley llega tarde y no sabemos si va a servir realmente para incrementar el teletrabajo en el futuro o mĆ”s bien para regular lo que ya ha sucedido, en cuyo caso nos sirve para poco. El objetivo espaƱol deberĆa ser a partir de ahora acercarse a los referentes europeos porque esto serĆ” bueno para la sociedad y tambiĆ©n para la economĆa, sobre todo si se articula bien. Toca ahora impulsar el apoyo a empresas y trabajadores para la actualizaciĆ³n tecnolĆ³gica y convertir esta nueva Ley en algo con proyecciĆ³n de futuro y no en la Ley que saliĆ³ el aƱo en que trabajamos peligrosamente.