Los jóvenes y los trabajos sobrecualificados para su perfil
10 de Marzo de 2017
10 de Marzo de 2017
Por: Dolores Dobón, profesora del Master in International Business de EAE Business School
La sociedad actual ha potenciado, sobre todo, los estudios universitarios con prioridad sobre la formación profesional, sin tener en cuenta las necesidades reales del mercado laboral. Por tanto, hay un desequilibrio entre la formación de nuestros jóvenes y el nivel de conocimientos que requiere el desempeño de los perfiles de muchos puestos de trabajo.
Por ejemplo, para un puesto de administrativo, he visto como hay empresas que contratan y seleccionan a candidatos, sobrecualificados, con un grado en finanzas, ADE, o con estudios superiores, que en muchas ocasiones, exceden los conocimientos necesarios para ese puesto.
Los jóvenes se ven abocados a aceptar estos trabajos, para los que están sobrecualificados, como una transición a un puesto más acorde con sus necesidades y ambiciones. Algo para ellos, en principio a corto plazo, pero que, a veces, se convierte en algo duradero.
El problema de fondo de esta situación radica en la desconexión y descoordinación entre el sistema educativo, obsoleto, en muchos ámbitos, y los puestos de trabajo reales. Ello se podría orientar de una forma mucho más eficaz a los alumnos durante los años de Educación Secundaria hacia profesiones acordes con su talento y que ofrezcan oportunidades reales de inserción en el mercado laboral.
Esta desconexión entre la Enseñanza Secundaria y el mercado laboral genera un desencanto evidente y una falta de motivación, porque los jóvenes se sienten desalineados de su propósito y no encuentran sentido a este escenario de sobrecualificación.
Después de ser la generación mejor preparada, con Grado, Máster, idiomas, cursos, talleres, se ven expuestos a un mercado donde no hay oferta para sus habilidades, aptitudes, conocimientos… Les hemos formado para trabajos acordes a sus estudios, pero el mercado laboral no cumple sus expectativas. Este escenario está provocando, en muchos casos, frustración en los jóvenes, que sienten la imposibilidad de alcanzar sus objetivos profesionales para los que se han preparado durante años con mucho esfuerzo.
El resultado de esta desconexión y de la sobrecualificación es la fuga de talento, la llamada fuga de cerebros; preparamos personas para desempeñar todo tipo de trabajo cualificado, y se ven abocados a marcharse a otro país. Es mi caso, yo en 1995 tuve que salir a EE.UU, con una beca de Teaching Assistant, a la Universidad de Virginia, porque ya teníamos este problema. Seguimos sin resolverlo.
Seguimos viendo a personas de todas las edades yéndose a otros países en busca de un trabajo ajustado a su perfil profesional. Emigran, como yo, para poder trabajar de lo que les gusta y para lo que han estudiado muchos años. Conozco muchos casos como el mío, de españoles, trabajando fuera, algunos para siempre, porque en España tendrían que aceptar puestos inferiores a su nivel de conocimientos.
Preparamos a personas para dejarlas ir, ¿Cuál es el reto? ¿Qué podemos mejorar? ¿Cuál es la solución a este problema que muchos de nosotros hemos experimentado?
Sería necesario proponer a los jóvenes un asesoramiento eficaz de prospectores de mercado, trabajos y empresas que les indiquen las tendencias reales de lo que está ocurriendo en la realidad española. Por ello es importante que motivemos a nuestros jóvenes a descubrir sus talentos, a emprender, a ser innovadores y a crear nuevas posibilidades para salir de esta profunda desconexión actual.
Esto es lo que, cada día desde la EAE, desde mis conferencias, cursos, talleres y sesiones de coaching, intento trasladar para que podamos actuar en una situación susceptible de mejorar.