Presupuestos 2019: La ampliación del permiso de paternidad a ocho semanas supondrá 825 millones
19 de Febrero de 2019
19 de Febrero de 2019
Por Francesc González, profesor del Máster en Dirección de Recursos Humanos de EAE
Aunque la no aprobación de los presupuestos ha impedido implementar en España esta medida de igualdad, esperamos que muy pronto pueda ser efectiva y permita a nuestro país acercarse, permaneciendo aún muy lejos, a países de referencia en Europa que van muy por delante de nosotros en políticas de cohesión social, igualdad y equilibrio entre la vida personal y laboral.
El título de la noticia lleva implícito un mensaje cuando dice que esa medida va a costar 825 millones de euros a las arcas del estado. Es mucho dinero, pero ya sería hora de dar un giro importante priorizando verdaderamente aquello que lo es y no nos cuestionáramos si esa medida, a todas luces necesaria desde mi punto de vista, cuesta más o menos, porque nos jugamos ahí mucho más que ese 0,06 % del PIB.
Y es que creo que nuestro futuro se juega en dos frentes fundamentales: la innovación y el estado de bienestar. El primero condicionando sin duda el segundo aunque ese es otro tema que requeriría un profundo análisis que no toca hoy aquí porque en el campo de la innovación, lamentablemente, nos están adelantando por la derecha y por la izquierda países que se situaban a años luz del nuestro hace muy poco.
Nos queda la esperanza de que el próximo gobierno, del color que sea, entienda la necesidad de mantenernos junto a los países en cabeza, cosa que se adivina cada vez más difícil, pero sobre todo luchemos por no perder también el tren del estado de bienestar y el ejercicio de unos valores que nos caracterizan como sociedad.
Sin esto último no vamos a ninguna parte, así que tenemos que seguir apostando por una sociedad más igualitaria, donde lo primero es lo primero, avanzando hacia un reparto más equitativo de las responsabilidades familiares y creando las condiciones para que esa mentalidad masculina y el sesgo inconsciente sobre esos temas vaya evolucionando en el buen sentido.
No va a ser fácil. Basta ver que en esos países de referencia como Suecia o Alemania donde las medidas de conciliación están a años luz de las nuestras, con permisos de maternidad y paternidad que se miden por meses en vez de por semanas, los padres siguen utilizando de forma escasa esos derechos, siendo las madres las que principalmente siguen cargando con la responsabilidad de cuidar a sus hijos durante sus primeros meses de vida.
Parece como ancestral ese cliché de la mujer en casa y el hombre en el trabajo. De hecho ni siquiera ilustres historiadores como Noah Harari llegan a conclusiones claras sobre la causa, por lo que, en cualquier caso, hay que seguir insistiendo.
Esa es la obligación de las administraciones, cuyo papel para que se vayan corrigiendo estas conductas, adoptando medidas como esta, es bienvenido y absolutamente necesario.
Sin embargo quiero ser ligeramente optimista porque mirando a mi entorno inmediato constato que, cada vez más, los padres jóvenes están mentalizados y reivindican medidas de igualdad como esta, que de momento no va a poder ser aprobada, pero que supondría un paso necesario hacia una sociedad más justa y más rica en valores, de los que cada vez estamos más necesitados.
Las propias empresas van evolucionando también entendiendo mejor estas necesidades, aunque desafortunadamente existan aún muchas en que las peticiones de conciliación son mal vistas porque se malentiende que el trabajo es prioritario.
Las nuevas generaciones ya no viven para trabajar sino todo lo contrario y reivindicar un trabajo de calidad no está reñido con que deje un espacio para disfrutar de una vida personal rica y satisfactoria que acaba enriqueciendo también el puesto de trabajo.
Si nos olvidamos de la felicidad no tenemos futuro como sociedad y las empresas que no lo entiendan así, quizás sobrevivan pero, desde luego, no van a poder contar con los mejores.