Tengo experiencia y hasta un título. ¿A dónde me lleva la transformación digital?
20 de Enero de 2022
20 de Enero de 2022
La última vez que nos encontramos por aquí, planteamos el desafío en el que estamos: un paradigma de transformación digital que enfrentamos como sociedad, como ciudadanos, como usuarios y, también, como profesionales.
Estamos en un momento donde coexisten y se coordinan trabajadores de diferentes edades y generaciones. Todo esto potenciado por el teletrabajo y las tandas de coordinación laboral según la pandemia de turno. Ni hablar si la geolocalización del proyecto invita a trabajar con equipos remotos y con otros horarios. Entonces, se encuentran diversos tipos de profesionales con diferentes estudios, en industrias que empiezan a desaparecer y achicar su masa laboral, otras que surgen, mientras la tecnología reconvierte empleos y genera nuevos a un ritmo vertiginoso. Así, se estima que, en menos de una década, hasta un 70 % de los empleos serán puestos de trabajo que, a día de hoy, no existen o no conocemos.
Entonces, ¿qué va a pasar con las profesiones que elegimos hace unos años atrás? ¿Qué haremos con la experiencia reunida (en algunos casos hace 5, 10 o más de 20 años) en trabajos anteriores?
Desde hace unos años se puede percibir cómo lentamente algunas profesiones vienen desapareciendo, pero, en verdad, esto sucede desde hace siglos. Con los primeros avances marcados por la tecnología, muchas profesiones fueron desapareciendo, sobre todo facilitando la tarea del hombre y brindando mayor seguridad y cuidado físico (¿y mental? Lo veremos). Pero, a diferencia de las primeras “revoluciones”, estamos en la de los datos, en la que todo no solo pasa “rápido y ahora”, sino que también todo se mide, se calcula, se controla y se potencia.
También vemos que, cada vez más, la tecnología se encarga de tareas “humanas”. Hoy, ya se están repensando los modelos de movilidad (taxi, Uber, etc), entrega de paquetería, atención en bancos u oficinas estatales, cajeros de supermercado y hasta cocineros de comida rápida. Lamentablemente, veremos cómo un gran porcentaje de estas tareas serán asumidas por innovaciones tecnológicas.
¿Y las profesiones tradicionales? Aquí es donde creo que se encuentran las mejores oportunidades para aumentar la generación de valor y trabajo en este momento que nos toca vivir. La clave estará en cómo y a qué velocidad los trabajadores se re-convertirán y se prepararán para asumir nuevas profesiones o capacitaciones para el camino que nos queda por recorrer.
Con la tecnología cada vez más presente en la vida cotidiana, en las empresas y en las maneras en las que se dinamiza la economía en el mundo, la forma en que creamos valor y trabajamos podrá cambiar.
Las profesiones tradicionales como medicina, ingeniería, arquitectura y derecho comienzan a recibir mucha demanda de empresas que experimentan con la impresión 3D, nano y biotecnología, análisis de situaciones con la ayuda de IA o el machine learning. Es importante comenzar a prepararse y abrirse “profesionalmente” para asumir nuevos conocimientos, pero sin dejar de lado la profundidad académica y la experiencia recabada hasta el camino.
En cuanto a la docencia, áreas específicas como las matemáticas y las estadísticas cobran muchísimo valor en los proyectos ligados a todas las áreas del big data. Modelos, cálculos, proyecciones y conocimientos de base son claves para desarrollar cada vez mejores algoritmos. A estos se le suman sociólogos, antropólogos, historiadores, entre otros, como actores clave para contribuir al entendimiento y posicionamiento del ser humano. No olvidemos que los algoritmos y el software en general se diseñan en función de órdenes detalladas por personas para facilitarles tareas a estos mismos.
Entender cómo cambiamos, vivimos y pensamos es parte de esto. De conocernos cada vez más. Aquellos que han trabajado en ventas, áreas logísticas o de producción, en administración, incluso contadores y economistas, tienen una oportunidad acercándose a muchas empresas de base tecnológica.
Todas estas operaciones generan datos, los cuales no solo hay que almacenarlos, sino también curarlos, para poder desarrollar presentaciones que permitan analizar y tomar decisiones. Mejoras en procesos, agilización de tareas, desarrollo de nuevos productos y mercados son exigencias cada vez más recurrentes. Para poder facilitar el uso y el entendimiento de diferentes productos digitales, comienzan a ganar mucho terreno los diseñadores gráficos, los fotógrafos, los artistas y otros profesionales que buscan hacer simples y sencillas las formas en que interactuamos con la tecnología.
Quizás hace 10 años no, pero hoy conocemos a personas que se emplean como diseñadores de UX/UI, científicos de datos, community managers, desarrolladores y programadores (de videojuegos y para todas las tecnologías existentes en el mercado), entre otras “nuevas” profesiones que comienzan a volverse cada vez más comunes.
Si bien vemos que se requiere de un cambio o de nuevas formaciones, la misma tecnología, gracias a internet y a las telecomunicaciones, en gran parte, permite que esto sea posible, dado que multiplica exponencialmente las oportunidades. Hoy mi empleador puede estar ubicado en un país distinto al mío, o acceder al mercado a partir de plataformas virtuales. Además de poder emplearnos como trabajadores remotos, hoy, por medios virtuales, podemos desarrollar y monetizar canales de YouTube, guías online, webinars, cursos, assets o sonidos, y todo esto soportado por transacciones virtuales a través de los pagos digitales, las criptomonedas, los NFTs, las Fintech, las billeteras virtuales, etc.
Entonces, por resumir:
Por ende, a mayor reconversión, inclusión y preparación en las sociedades, más rápido será el desarrollo de las nuevas economías y las maneras de generar valor como fuentes genuinas de trabajo. Nuevamente, esto no será un trabajo de pocos, del estado o de las empresas, sino de la dura y compleja tarea de la participación de todos.