El design thinking y el enfoque emprendedor, clave en los alumnos
02 de Junio de 2017
02 de Junio de 2017
Por: Noelia García, periodista de El Economista
La manera tradicional de enseñar a los alumnos ha quedado obsoleta; nuevos métodos de libre enseñanza que ayudan a tener un pensamiento crítico están revolucionando la educación. El design thinking (pensamiento de diseño) es un proceso creativo que ayuda a diseñar soluciones significativas en el aula. Es una metodología heredada del mundo empresarial y plantea resolver los problemas de una manera distinta, trabajando en equipo, siendo creativos, con optimismo y con empatía. Esta metodología disruptiva fomenta además el emprendimiento entre los alumnos, clave para un mundo globalizado donde se vende más por el diseño que por el producto final.
La introducción de este tipo de aprendizaje en las escuelas de negocio ha hecho que los alumnos se redefinan para adaptarse al entorno, lo que les hace más flexibles y fuertes. Además, anima a tener un sesgo hacia la acción (no te quedes quieto, actúa ahora), sin prejuicios sobre el fracaso. Las fases del design thinking son la empatía (para diseñar para otros se debe tener un alto grado de empatía), definir (ordenar ideas y dar coherencia a la información), idear (generación de múltiples ideas), prototipar (diseño de los dibujos, objetos, storyboards, etc) y evaluar (testar y solicitar feedback). Además, los alumnos pasan a utilizar herramientas sociales, más cercanas a la etnología y al análisis individual que al colectivo. Un aprendizaje práctico que les permite practicar, explorar e identificar posibles errores y formas de corregirlos.
Las escuelas de negocios potencian las capacidades de quienes estén pensando en crear su propio negocio o tienen aptitudes para ello. Además, están incrementando los programas de ayuda a la creación de ideas, a establecer una red de contactos, a aprender habilidades y a conocer a colegas futuros con los que poder hacer negocios. También enseñan a crear una marca personal, la segmentación del mercado, los precios diferenciales, los costes de cambio, la ventaja comparativa, los riesgos regulatorios y otros conceptos de marketing y económicos... Lo tradicional se reinventa y la innovación aparece no sólo como herramienta de negocios sino como parte del know how.
Asimismo, los estudiantes que cursan un grado en las universidades españolas también ven con buenos ojos los nuevos métodos educativos que les hagan ser más creativos y críticos. Según el último informe del Centro Internacional Santander Emprendimiento (CISE) y la Red Emprendia junto a la Red GEM España, hay un 56% de universitarios que aseguran tener el "deseo" de crear su propia empresa y un 29,3% de los estudiantes tiene la clara intención de poner en marcha su negocio en los próximos tres años. El emprendimiento tiene un papel cada vez más importante en los grados, pero no se trata simplemente de aprender a gestionar un negocio, sino de desarrollar un conjunto general de competencias aplicables en todos los ámbitos. Con un aprendizaje basado en la resolución de problemas concretos y en la relación con las empresas, la experiencia del mundo real ha de integrarse en todas las disciplinas y adaptarse a todos los niveles de la educación.
El design thinking y el emprendimiento están sumamente entrelazados en el alumno de hoy en día. Los centros educativos ya ofrecen un pensamiento integrador, con una mirada puesta en la responsabilidad social corporativa. El objetivo está puesto en crear profesionales con un ADN que sea capaz de recrear y reimaginar las cosas, que sepan responder rápidamente a las necesidades de las empresas y los clientes. El rol del alumno cambia radicalmente del "¿puedo hacerlo?" al "¡puedo hacerlo!". El design thinking nos propone una nueva forma de analizar el emprendimiento y aporta una "guía" que ayuda a neutralizar las incertidumbres de partida con las que uno se enfrenta cuando inicia una idea innovadora.