La Deuda Pública necesita reducirse
25 de Julio de 2017
25 de Julio de 2017
Por José Ramón Sánchez Galán, profesor del Master en Dirección y Gestión Financiera de EAE Business School
Imposición indirecta (IVA), Impuestos especiales y medioambientales son algunas de las posibilidades que planea la máxima institución monetaria en la lucha contra el exceso nivel de endeudamiento del Estado con respecto al PIB, con especial consideración a las Administraciones Públicas. El exceso de deuda afecta al crecimiento: el Banco de España espera una media del 1,5% anual hasta 2026, no suficiente para generar un empleo neto sostenido y una inflación cercana al objetivo del 2%, algo no demasiado halagüeño como para permitir expectativas optimistas en cuanto al crecimiento de salarios (consumo) y beneficios (empresas), motores de la demanda agregada.
En cualquier caso, la máxima autoridad monetaria española avisa que las perspectivas de crecimiento futuro de la economía estarán condicionadas por un conjunto de factores como la evolución demográfica, el elevado nivel de desempleo y su persistencia, y el impacto del proceso de desapalancamiento público y privado, entre otros. El elevado endeudamiento público ha aumentado en más de 60 puntos porcentuales con respecto al nivel previo a la crisis hasta situar la deuda pública sobre el PIB en el entorno del 100%, por lo que se advierte que las condiciones de financiación de la deuda pública pueden volverse menos favorables que en la actualidad. La tasa de desempleo es el principal "caballo de batalla" al que debe enfrentarse el Gobierno en un ambiente en el cual el volumen de deuda sería poco menos que sostenible, si hubiera un incremento de tipos, vía coste financiero.
La cuestión es la siguiente: ¿La subida de este tipo de impuestos podría paliar, en parte, el excesivo nivel de deuda? El Ministerio de Hacienda estima que se sitúe en el 38,2% del PIB. En 2016 fue del 37,86%. Esto supone que, si se tiene en cuenta que el Ministerio de Hacienda prevé cerrar 2016 con una recaudación histórica de unos 187.000 millones de euros, un incremento de ese mismo 7% en el conjunto de 2017 permitiría elevar los ingresos impositivos en hasta 13.000 millones de euros.
Esta cifra representa casi por si sola los 1,2 puntos de Producto Interior Bruto (PIB) que España debe reducir en todo el año y, en consecuencia, el fuerte aumento de la recaudación dejaría muy cerca la consecución de ese objetivo. Habría que añadir que es complicado que el fuerte ritmo de incremento se mantenga durante todo el ejercicio fiscal; pero también lo es que desde Hacienda están confiados en que un crecimiento mayor de lo esperado, con la economía avanzando a un ritmo similar al del primer trimestre y el repunte de la inflación, darán un empujón adicional a la propia recaudación. Por todo ello, el cambio de tono e, incluso, de mensaje de Montoro en los últimos meses es notable. El pasado mes de diciembre, por ejemplo, cuando presentó las medidas de endurecimiento fiscal, advirtió que 2017 sería un año muy complicado, en el que habría que hacer un esfuerzo de ajuste superior, incluso, al de ejercicios precedentes. Ahora, en cambio, las palabras son mucho más positivas.