Trump y la economía americana
09 de Febrero de 2017
09 de Febrero de 2017
Por Gonçal Bonmatí, profesor del Master en Marketing Online y Comercio Electrónico de EAE Business School
Los indicadores macroeconómicos nos sugieren que EE.UU. va razonablemente bien: con bajo desempleo, con un producto interior bruto creciendo, con salarios al alza, que, aunque de forma modesta, crecen más que la inflación, y, sobre todo, vemos que su salida de la crisis ha sido mejor y más sólida que las otras economías occidentales.
En la historia económica, ha sido constante la desaparición de puestos de trabajo por la evolución económica, pero habitualmente, éstas han venido acompañadas por la aparición de otros puestos de trabajo. En la revolución económica e industrial actual, este cambio tecnológico ha sido tan profundo y rápido que no ha sido posible remplazarlos suficientemente.
La economía actual es altamente volátil e incierta, y ha creado grandes niveles de insatisfacción en amplios campos de la sociedad americana. Algunos culpan a la globalización, con la consecuencia de la deslocalización y la llegada masiva de exportaciones, que han excluido la industria nacional, otros dan más importancia al impacto de la automatización y la amortización de puestos de trabajo.
Por otro lado, la economía americana es menos dinámica que en décadas anteriores. Por ejemplo, en 1977, más de 16% de las compañías tenían menos de 1 año de vida, cuando en 2014 se redujo a la mitad y aportan menos nuevos puestos de trabajo. El mercado laboral se ha vuelto menos fluido que en décadas anteriores, hay menos % de empleados que cambian de trabajo (del 12% en 200 al 7% en 2015), y tienen una menor disposición a moverse de estado (del 3% anual de movimientos entre estados al 1.5% en 2006).
También nos encontramos con que la creación de nuevas empresas está concentrada en unos cuantos focos económicos: entre 2010 y 2014, Dallas, Houston, Los Angeles, Miami and New York crearon tantos nuevos negocios com el resto del país combinado, por lo que, para muchos desempleados, las nuevas oportunidades laborales no están al lado de casa.
Es en este nuevo contexto, donde antes había seguridad laboral para una amplia clase trabajadora con economías familiares saludables, hemos pasado a grandes bolsas de excluidos, que se sienten abandonados por los políticos de siempre. Son estos los que han aupado a Trump al poder, con la esperanza de volver al modelo económico anterior.
Pero, ¿qué nos pueden traer los planes económicos de Trump?
Las luces de su plan:
La idea de rebajar los impuestos a las empresas siempre es un gran atractivo y fuente de optimismo y generador de actividad económica, y si es capaz de hacer regresar a EE.UU. parte de los beneficios de las grandes corporaciones multinacionales americanas, sería un extra ingreso muy necesario.
Los grandes planes de infraestructura, aún con el incremento del endeudamiento, pueden ser unos grandes generadores de puestos de trabajo en perfiles más bajos. Y todo lo que sea cambios para la desregularización de la economía, entre ellos las normativas medioambientales, facilita la creación y desarrollo de negocios y reduce costes a las empresas, obviando el riesgo de los posibles impactos sociales y ambientales futuros.
Las sombras de su plan:
No está claro que el efecto positivo para la industria interna por el incremento de aranceles y la penalización de las deslocalizaciones compense la pérdida de exportaciones de las empresas americanas y el inicio de posibles guerras comerciales, ni a corto ni a medio plazo.
Un incremento de aranceles o las penalizaciones por deslocalizaciones pueden retrasar la salida de empresas, pero no cambia lo fundamental, que la economía es global y la automatización es imparable.
Asimismo, una subida de aranceles, puede provocar una subida de precios a corto plazo, ya que inicialmente la economía interior no va a poder suplir estos productos encarecidos.
Las voces del gobierno para debilitar el dólar, aunque faciliten las exportaciones, pueden traer problemas a un gran activo para EE.UU., como es la capacidad de colocar de deuda americana con facilidad y a bajos tipos de interés. A la vez, pueden actuar como un efecto multiplicador de la inflación a corto plazo.
El regreso del modelo económico anterior no es posible, buscar como paliar o ajustar la globalización es necesario, pero en todas estas propuestas nos falta un plan para transformar y reciclar estos trabajadores para moverlos hacia nuevas oportunidades laborales; las antiguas no van a regresar.
En definitiva, aunque aún hay muchas incertezas sobre que ejecutará Trump, muchas empresas pueden salir beneficiadas por algunas de estas políticas, pero no está claro que los planes y órdenes ejecutivas vayan a beneficiar al conjunto de la sociedad. En los próximos meses vamos a ver hasta dónde llega con sus planes económicos, pero lo que está dejando claro es que no será una presidencia que deje indiferente, incluida la economía.