Economía Circular: un cambio inevitable y necesario
30 de Enero de 2020
30 de Enero de 2020
Se habla mucho de la economía circular, pero ¿en qué consiste?, ¿cómo afectará al modelo económico actual y a nuestro día a día?, ¿cuáles son los principales retos?, ¿quién deberá legislar? Para dar respuesta a estas interrogantes te invitamos a leer la entrevista que le hizo la periodista Pilar Maurell a las profesoras del MBA de EAE, Rubí Medina y Yanna Stefanu.
"La economía circular es uno de los principales caminos para acercarnos a la agenda 2030 de los Objetivos de Desarrollo Sostenible"
Yanna Stefanu
--Esta entrevista ha sido publicada originalmente en la revista de EAE, Talent Alumni Review. Para descargarla, ¡haz click aquí!--
La economía circular augura una sociedad más eficiente y sostenible. Los científicos advierten que el cambio climático ya es una emergencia. Gastamos más recursos de los que el planeta puede permitirse, cada uno de nosotros generamos toneladas de residuos a lo largo de nuestra vida y cada día se vierten en la atmósfera decenas de contaminantes que afectan a nuestra salud y a la del planeta. Debemos cambiar la forma en que consumimos, producimos y, sobre todo, pensamos. La economía circular es una parte de la solución.
¿Qué es la economía circular?
Yanna Stefanu: Es un nuevo paradigma de modelo de negocio que busca minimizar el uso de recursos naturales y la emisión de contaminantes con efectos nocivos sobre las personas o el medio ambiente. Además, busca que los recursos sobrantes que se utilizan en la producción o los residuos de los productos se puedan incorporar a los circuitos productivos para alcanzar la emisión de cero desechos.
Rubí Medina: Debido al hecho de que la cantidad actual de materias primas existentes no será suficiente para cubrir la demanda futura y la gran cantidad de desechos generados se gestiona de manera incorrecta e insostenible, es necesario establecer una economía circular, donde se sustituye el concepto de fin de vida por la reducción, reutilización, reciclaje y recuperación de materiales, a través del diseño y el desarrollo de nuevos materiales, productos, sistemas y modelos de negocio.
¿A qué ámbitos afecta?
Y.S.: El paradigma de la economía circular conlleva una forma distinta de relacionarse con el mercado, donde se pasa de una economía de compra- venta de productos a una economía de servicios, en la que los fabricantes son los propietarios del producto, cobrando por el uso de los mismos. Este enfoque comporta cambios en la concepción por parte de la empresa. Cuando el propietario es el mismo productor, el interés por disponer de un producto resistente y longevo aumenta porque evitará reparaciones y costes de mantenimiento. Por último, una vez el producto finaliza su vida útil, el propietario tendrá interés en recuperar el máximo valor del producto, sea dándole una vida alternativa u obteniendo un valor de los materiales y, para ello, también deberá haber tenido en cuenta estas cuestiones en la concepción del producto.
R.M.: A escala global o local, en todos los sectores e industrias. La Comisión Europea ha determinado cinco sectores prioritarios para acelerar la transición hacia la economía circular: plásticos, residuos alimentarios, materias primas críticas, construcción y demolición, biomasa y biomateriales.
¿Cómo se puede aplicar?
R.M.: Los gobiernos y entidades son los encargados de establecer normativas, políticas y objetivos que permitan alcanzar un desarrollo sostenible. Por ejemplo, en 2015, la Comisión Europea adoptó un plan de acción para contribuir a acelerar la transición de Europa hacia una economía circular. El plan de acción establece 54 medidas para cerrar el círculo del ciclo de vida de los productos. Además, ha establecido diferentes fondos de apoyo: Fondos Estructurales y de Inversión Europeos, Horizonte 2020, el Fondo Europeo para Inversiones Estratégicas (FEIE) y el programa LIFE. Por su parte, las empresas deben adecuar sus procesos y modelos de gestión para ajustarse a los principios de la economía circular. Necesitan desarrollar competencias básicas en diseño circular para facilitar la reutilización y el reciclaje con el fin de reducir el uso de materias primas vírgenes. Por otro lado, las empresas deben desarrollar una cadena de valor y operar con modelos de gestión sostenible, así como contar con proveedores que implementen procesos encaminados a conseguir una economía circular. Una forma de comprobarlo es mediante la realización de auditorías a proveedores en materia de sostenibilidad.
También la sociedad y los consumidores deben interrogarse acerca de sus necesidades reales, y cambiar sus hábitos de consumo con el fin de reducir la huella ecológica mediante una modificación de las pautas hacia un consumo más responsable. Así como colaborar en la separación de los residuos que generan. Según un estudio de McKinsey, muchos consumidores valoran la sostenibilidad, ya que el 50% está dispuesto a pagar un extra de entre el 13 y 16% más por productos sostenibles. También los centros de investigación e innovación son los responsables de impulsar el desarrollo y la aplicación de nuevos conocimientos y tecnologías y promover la innovación de procesos, servicios y modelos de negocio.
¿Reciclaje, reutilización o reducción?
Y. S.: Las estrategias de la economía circular buscan los caminos para prolongar la vida útil de un producto y, cuando ésta llega a su fin, estudia cómo volver a disponer del producto plenamente operativo. Estos ciclos de retorno deberán ser lo más cortos posibles para minimizar el consumo de energía y nuevas materias. Los ciclos en los que puede incluirse un producto incluyen el mantenimiento del producto, para prolongar su vida útil, de esta manera se mantiene su funcionalidad para el mismo usuario, lo que implica que no hay necesidad de desplazar el producto. La reutilización, para que dé el servicio a un usuario distinto, a menudo significará un cambio de ubicación. La refabricación, que consistirá en una revisión a profundidad del producto con sustitución de las piezas que sufren un desgaste o han quedado obsoletas, para que se pueda devolver al mercado con las mismas prestaciones que uno nuevo. Cuando todo lo demás ya no sea viable, llegamos al reciclado, donde las piezas serán desmontadas para recuperar los materiales y fabricar nuevas piezas.
“Las crecientes presiones sociales y ambientales ha alertado a las empresas sobre la necesidad de repensar el uso de las materias primas y la energía”
Rubí Medina
¿Cuál es su función en la empresa actual?
Y.S.: Es muy importante que las empresas estén muy atentas a este fenómeno, ya que el modelo competitivo está cambiando con la aparición de nuevos negocios que pueden afectar a las empresas que funcionan con modelos tradicionales. Es el caso, por ejemplo, de empresas que ofrecen servicios compartidos de movilidad o alquiler de productos entre particulares. Las empresas que aplican este nuevo modelo de negocios consiguen ser mucho más sostenibles que sus competidores.
R.M.: Las empresas desempeñan una función muy importante, ya que son los responsables de reducir el uso de embalajes plásticos y no comercializar productos de un solo uso, fomentar el desarrollo de productos más duraderos, evitando que los consumidores tengan que cambiar constantemente los productos. Así como invertir en modelos de reutilización de productos, envases o embalajes. Los riesgos de la cadena de suministro – aumento de precios y posibles desabastecimientos de materias primas -, así como las crecientes presiones sociales y ambientales, han alertado a las empresas sobre la necesidad de repensar el uso de las materias primas y la energía. La economía circular puede representar un desafío para las empresas, debido a que puede afectar sus procesos, así como sus costes. Por lo tanto, deben invertir en sistemas de innovación que permitan desarrollar una economía circular. Además, es necesario el cambio del modelo de gestión que permita la extensión de la vida del producto, requiriendo un diseño intensivo y ecológico para la longevidad y soluciones de recuperación.
“La economía circular busca prolongar la vida útil de un producto y, cuando ésta llega a su fin, estudia cómo volver a disponer del producto plenamente operativo”
Yanna Stefanu
¿Son conscientes las empresas de la necesidad de aplicar este tipo de economía en su estructura?
Y.S.: Aún se piensa en reciclaje más que en economía circular, y es normal, porque implementar el concepto de economía circular conlleva cambiar el modelo de negocio y esto es siempre mucho más complicado que mejorar los procesos de producción para reducir el impacto medioambiental. Sin embargo, la presión del mercado y la presión social en general está activando el interés de las empresas por soluciones más sostenibles. Ahora, los propios compradores y consumidores exigen a los sectores económicas y a las empresas que generen satisfacción para todos los grupos de interés, el cliente ya no es suficiente y ya no basta con satisfacer sus necesidades, ahora se trata de ser una empresa relevante para la sociedad.
¿Cómo se adaptan las empresas a las nuevas exigencias de sus trabajadores jóvenes? Los jóvenes apuestan tanto por el sueldo como por la filosofía medioambiental y de eficiencia de la empresa en la que van a trabajar.
Y.S.: Cierto, y aquí las empresas medianas son las más rezagadas. Por parte de las grandes empresas, ya hace tiempo que están incorporando modelos de RSC o de sostenibilidad que ayudan a mejorar la imagen de la marca, sin llegar a la economía circular. En el otro extremo, tenemos las start-ups, que en su mayoría nacen con una concienciación clara sobre sostenibilidad y las RSC. En cambio, a las pymes tradicionales, los nuevos modelos de negocio les resultan ajenos, complicados y en muchos casos no disponen de recursos humanos o financieros para afrontar la modernización que exige el mercado, el mercado laboral y la sociedad en general. El talento, por lo tanto, estará más interesado en una multinacional o en una empresa de nueva creación.
R.M.: Un estudio realizado por McKinsey indica que cuando más joven es la generación – millennials y generación Z -, mayor es el enfoque en la sostenibilidad al elegir un empleador. De acuerdo con Deloitte, los millennials sienten abrumadoramente que el éxito empresarial debe medirse en términos de algo más que el desempeño financiero. Las corporaciones deben establecer un amplio equilibrio de objetivos que incluyen: generar un impacto positivo en la sociedad y el medio ambiente, y crear ideas, productos y servicios innovadores.
¿Cuáles son las ventajas económicas y sociales de la economía circular?
Y.S.: Las empresas que aplican este nuevo paradigma descubren que mejoran sus costes de producción, su impacto medioambiental, su reputación de marca y, por lo tanto, sus resultados económicos. En el terreno social, la reducción de la contaminación y la menor generación de residuos repercute de forma directa en una mejor calidad de vida, fruto de un entorno más saludable. La economía circular es uno de los principales caminos para acercarnos a la agenda 2030 de los Objetivos de Desarrollo Sostenible.
R.M.: La economía circular podría resultar en una reducción del consumo de materia prima en un 32% para 2030, además de reducir la generación de residuos y emisiones mediante la aplicación de ciclos de materiales y energías renovables. Según el Parlamento Europeo, medidas como la prevención de residuos, el diseño ecológico y la reutilización podrían generar ahorros netos de 600.000 millones de euros, o un 8% del volumen de negocios anual, para las empresas de la UE. El Parlamento Europeo también señala que se crearán hasta 580.000 empleos en la UE.
“La sociedad y los consumidores deben cambiar sus hábitos de consumo con el fin de reducir la huella ecológica”
Rubí Medina
¿Dónde se podría aplicar y no se hace?
Y.S.: En los vehículos, de forma incipiente empezamos a ver cómo van apareciendo negocios de pago por uso de vehículos eléctricos en ciudades, pero todavía el coche se vende más que se alquila. En el sector industrial se debería seguir el ejemplo de las impresoras y fotocopiadoras, que prácticamente ya no se venden, se alquilan cobrando por uso. Este mismo modelo se puede aplicar a todo tipo de maquinaria para uso industrial.
R.M.: La economía circular se ha implantado en diversos sectores, aunque los niveles de implantación son diferentes, ya que actualmente se le está dando mayor importancia a algunos sectores, como el de los plásticos.
¿Podríais mencionar algunos ejemplos de empresas concienciadas?
Y.S.: Aunque no se trate de una empresa, vale la pena mencionar como modelo interesante la Zero Waste Council, es una iniciativa que lidera Metro Vancouver, que reúne a organizaciones para avanzar en la prevención de residuos en Canadá y la transición a una economía circular. Lo interesante del modelo es que propone la cooperación de diferentes empresas, lo que facilita la introducción de este nuevo modelo de negocio. Como ejemplo de empresa concienciada, pondría como referente Suez y su modelo del ciclo del agua. Para ellos es fundamental, ya que son una empresa privada que gestiona un bien básico y común como es el agua, que, además, es un bien escaso.
R.M.: The Circulars, una iniciativa del Foro Económico Mundial y el Foro de Jóvenes Líderes Globales, en colaboración con Accenture Strategy, es el principal programa de premios de economía circular del mundo. El premio ofrece reconocimiento a individuos y organizaciones en todo el mundo que están haciendo contribuciones notables a la economía circular en el sector privado, el sector público y la sociedad. En la edición 2018 de The Circulars, como empresa multinacional el ganador del premio de estrategia Accenture fue IKEA. Los principios de diseño circular recientemente desarrollados por IKEA se centran en el diseño de todos sus productos desde el principio para reutilizar, reparar, revender o reciclar, ya que ven sus productos como materias primas del futuro. En la edición 2019, la ganadora fue Schneider Electric, que diseña e implementa tres formas de innovaciones circulares, como: la prolongación de la vida útil de los productos, la generación de cero residuos, la reutilización, reparación y reciclaje de materiales, entre otras.
¿Queda mucho por hacer?
Y.S.: Diría que casi todo. La mayoría de las empresas ni siquiera se han acercado a la RSC y la economía circular es un paso más allá, y un paso grande.
R.M.: Sí, queda mucho, es por lo que son necesarias normativas más rígidas, cambio de hábitos de los clientes y consumidores y, sobre todo, la eliminación de viejas prácticas empresariales, como la obsolescencia programada. De acuerdo con los datos sobre el tratamiento de los residuos sólidos urbanos en España, en 2016, el 56,7% fue colocado en vertederos. De los 92.800 millones de toneladas de minerales, combustibles fósiles, metales y biomasa que ingresan a la economía mundial, solo el 9% es circular, es decir, se reutiliza anualmente. La mayoría de los gobiernos aún no se han dado cuenta del potencial de la economía circular y los beneficios interrelacionados para reducir los impactos mientras se diversifica y mejora las oportunidades económicas.
¿Qué debería cambiar para que la economía circular se generalizara?
Y.S.: El cambio será lento, porque lo que necesitamos es un cambio cultural en el terreno social y corporativo. A medida que las nuevas generaciones se añadan al mercado de consumo y al mercado laboral, este cambio cultural se irá produciendo, pero poco a poco. Prohibir la obsolescencia programada sería una pequeña ayuda, entre otras, pero no el empujón necesario para impulsar la economía circular.
R.M.: El modelo de economía circular tiene como objetivo que el valor de los productos, los materiales y los recursos se mantenga en la economía durante el mayor tiempo posible, y que se reduzca al mínimo la generación de residuos. Sin embargo, existen empresas enfocadas en aumentar su demanda e ingresos a través de la reducción intencionada del tiempo de vida de los productos o de sus componentes, una práctica conocida como obsolescencia programada. A pesar de esto, algunos países, como Francia, han integrado el combate contra la obsolescencia programada en su cuerpo legislativo, donde se considera un delito, con una pena de prisión de dos años y una multa de 300.000 euros.