El futuro más cercano del E-commerce en Latinoamérica: Una ventana de oportunidad
27 de Abril de 2021
27 de Abril de 2021
“Un principio fundamental de la economía digital es que debe estar basada en plataformas donde estemos todos conectados por red pero, sobre todo, donde la interacción se haga en tiempo real”. Estas son las primeras declaraciones que Nicolás Eduardo Rodríguez, country manager en Colombia de Openpay (una fintech centrada en procesamiento de pagos), le hace a Jorge González, profesor de EAE y encargado de dirigir la EAE On Session “Crecimiento y proyecciones del comercio electrónico en Latinoamérica”.
Antes de comenzar, es necesario preguntar y definir ciertas cuestiones para así poder aprender. ¿Qué es el comercio electrónico? Es todo aquello que es susceptible de contratación, de compra y venta a través de medios digitales — es decir, páginas web, aplicaciones móviles, web apps, redes sociales, etc. Y, ¿cómo se está portando en América Latina? Es la región del mundo que más ha crecido en la pandemia: se observa un crecimiento sostenido que promete seguir por este camino por mucho más tiempo.
Centrándonos en Colombia, este es el país del que se espera un mayor crecimiento en comercio electrónico para 2024. Uno de los pilares del E-commerce del país es el sector del turismo, dado que es el que está más desarrollado en comercio electrónico. Es por ello que en las primeras semanas de la pandemia, al limitarse la movilidad y no poder viajar, el E-commerce se vio muy afectado. Sin embargo, pese a que el turismo todavía no se haya recuperado, el E-commerce lo hizo progresivamente pues las empresas empezaron a implantarlo. Muchas de las empresas lo hicieron con soluciones rápidas, la crisis del COVID-19 los tomó sin tener un proyecto de comercio electrónico, encontraron una alternativa que después de casi un año están empezando a procesar y desarrollar creando sus páginas, montando sus E-commerce y entrando en los marketplaces.
Son tres los retos que afronta el comercio electrónico en América Latina. Por un lado, para participar en los modelos de crecimiento electrónico, es necesario entender la logística y tener operadores locales que garanticen los modelos de entrega y cambio. Por otro, hay que conocer bien la regulación fiscal ya que, actualmente, todos los países están revisando sus regulaciones y, de hecho, en Colombia, ha entrado una nueva ley de pagos digitales. Finalmente, el objetivo del modelo Cross Border (o transfronterizo, es decir, el intercambio de mercancías por medio de una frontera) es que la región sea vista como eso mismo: una región. Y así, poder darle una solución fácil a cualquier empresa que quiera llegar a América Latina con soluciones de modelo Cross Border.
Nicolás hace balance de su ponencia con una serie de recomendaciones. Respecto a las capacidades tecnológicas del comercio electrónico en Latinoamérica, menciona que las que están cubiertas son, por un lado, la infraestructura en la región y, por otro lado, el hecho de que funcionen con modelos de conexión API y Plugin. Sin embargo, la que considera que tiene que mejorar es el talento humano IT — hay poco talento desarrollado en la región para llevar a cabo este tipo de soluciones de E-commerce. En este contexto, se está generando una bolsa de empleo con una serie de oportunidades laborales enormes que animan a emprender y formarse con programas que vayan en consonancia con las necesidades del sector. Siguiendo con las recomendaciones, respecto al mercado, destaca que en 2020 hubo un incremento del 40% de consumidores. El proceso de incorporación es rápido (se puede crear una empresa con posibilidades de operar en semanas) y la penetración en la oferta es baja, lo que propulsa una fácil diferenciación. Aquellos factores que se tienen que mejorar son el desarrollo del modelo Cross Border y los retos logísticos que se presentan.
En ocasiones, el avance tecnológico puede ser visto como el de un futuro distópico parecido al de la película WALL•E, donde las máquinas reemplazan a las personas. Nada más lejos de la realidad. El E-commerce no pretende sustituir la tienda física, si no complementarla con la digital. El propósito es abrir el espectro y reducir las limitaciones que por naturaleza tiene la tienda física.
De esta manera, se pasa de llegar únicamente a los clientes del barrio donde se encuentra el comercio, a poder tener un alcance que incluya a otros que puedan encontrarse en otro extremo de la ciudad, en las ciudades colindantes, en las ciudades lejanas e incluso en otro país. Además, se trata de un modelo de fidelización potencialmente beneficioso para las relaciones con los clientes; si ya confían, ¿por qué no facilitarles que compren a través de una página web? El E-Commerce no sustituye ni reemplaza, complementa.
El crecimiento del comercio electrónico en Latinoamérica no es un fenómeno esporádico — está presente desde hace años y se ha visto potenciado por todo aquello que la COVID-19 ha traído consigo. Por esto mismo, nos encontramos en un momento de oportunidad idóneo para las empresas, tanto las de la región como las internacionales, que cada vez son más conscientes de esta situación y se están apuntando.
Es importante tener en cuenta que cuanto más crezca, más difícil va a ser diferenciarse. Estamos hablando de un mercado de madurez inicial con unas prospecciones de crecimiento muy altas que nos están queriendo decir que, estés o no pensándolo, es el momento de hacerlo.
Una ventana de oportunidad que permite conectar a las personas, acercar un futuro imaginado al presente más cercano.