El IPC se ha ido a crecer al campo
21 de Noviembre de 2017
21 de Noviembre de 2017
Por Eduardo Irastorza, profesor del Máster en Dirección de Marketing y Gestión Comercial de EAE Business School
No es un simple juego de palabras ni un chiste fácil, es una realidad que se hará sentir con más fuerza en las economías domésticas en este tramo final del año. El Índice de Precios al Consumo refleja el incremento del precio de los alimentos. De hecho, en el mes de septiembre ya había subido dos décimas pasando del 1,6% en agosto al 1,8%. Las razones que avalan este hecho son, según los expertos, muy diversas. A continuación señalo las que considero como las cinco más importantes:
1.- Estancamiento prolongado de sus precios. En agosto del año pasado fue la bajada del precio de los alimentos, que cayó un 0,9 y contribuyó a que el IPC fuese negativo con -0.6%. Parece que ha llegado el momento de sumarse a la tendencia del crecimiento que ya lleva 13 meses en positivo.
2.- Subida del precio del petróleo. Pocos sectores son tan sensibles al incremento del precio de los combustibles como el de la alimentación, ya que la distribución física es imprescindible y se hace mayoritariamente en transporte por carretera.
3.- Climatología muy adversa. Este ha sido un año de grandes sequías y de calamitosas inundaciones, algo que tiene su reflejo inmediato en el volumen de las cosechas y consecuentemente en el precio final. En este sentido es de esperar que la subida se prolongue al año que viene.
3.- Especulación en el mercado de futuros y derivados de la materia agrícola. Es consecuencia directa del punto anteriormente señalado. La volatilidad de los precios es un síntoma de ello. A esto hay que sumar el descenso acusado en las reservas mundiales de alimentos.
4.- Nuevas plagas. Como la Xylella fastidiosa, más conocida como "Ébola de los olivos", que amenaza con extenderse por todo el Mediterráneo. Sin duda, la climatología también ha contribuido a debilitar las cosechas haciéndolas más sensibles a las enfermedades. Algo que se traduce en un mayor uso de productos de protección y fertilizantes en el campo con el consiguiente aumento del coste que repercute en el precio final.
5.- Políticas de subsidios. La administración central europea está reconsiderando su estrategia de subvenciones agrícolas, algo que puede transformar sensiblemente el escenario del sector. Los mercados se han anticipado considerando posibles nuevos recortes en las ayudas.
La buena noticia es que, con todo, no se prevén amenazas de desabastecimiento, como la que está viviendo Francia en el caso de la mantequilla. Tal vez sea una buena ocasión para potenciar aceite de oliva español como sustitutivo en la cocina de nuestro querido vecino del norte.