“Equivocarse siempre es una opción. El único error es no aprender de ello”, Alfonso Andrés, profesor, mentor y profesional de las finanzas.
28 de Diciembre de 2020
28 de Diciembre de 2020
Sabemos que es un apasionado de las finanzas y de las inversiones con más de 15 años de experiencia en M&A, valoración y financiación en diferentes sectores a nivel global. También que después de ayudar a varias empresas a cerrar numerosas transacciones como asesor financiero, decidió hacer la transición a Vestas y centrar sus esfuerzos en el espacio de inversión y financiación de energías renovables.
Tras asistir al Coffee Chat organizado desde EAE y para el que hemos contado con la presencia de Alfonso, hemos aprendido muchas cosas sobre él. Menos una.
Aún no sabemos cómo le gusta el café.
Después de haber estado más de una década en el sector de las energías renovables, ¿dirías que son el futuro?
No diría que son el futuro, diría que son ya el presente. Soy muy optimista con respecto al futuro de este sector, sin duda, creo que el mercado renovable va a generar muchos puestos de trabajo. Y no solo eso. Además, surgirán numerosas oportunidades, nuevas tecnologías y nuevos “players” en el tablero. Me alegro de estar donde estoy y de hacer lo que hago.
Y todo es energía… incluso cada uno de nosotros. ¿Cuál dirías que es la clave para renovarse?
Estar siempre dispuesto a seguir aprendiendo. Pedir un feedback honesto. Siempre. Y estar preparado para recibirlo, aceptarlo y aprender de ello. Creo que es la única manera de mejorar constantemente. No dejar de ser un aprendiz.
Al fin y al cabo, “algunas veces se gana y otras se aprende”, ¿no es así?
Exacto. Equivocarse siempre es una opción (de hecho, ¡la más probable!) que tenemos que tener presente y de la que debemos aprender. En su día me marcó un lema corporativo: “equivocarse no es una opción”. Creo que este tipo de actitudes lo que realmente transmiten a las personas es que no se arriesguen a hacer nada nuevo y distinto por el miedo a equivocarse. Y eso no va conmigo.
Ahora que hemos aprendido que no debemos tener miedo a equivocarnos, podemos hacerte esta pregunta que nos estábamos reservando. ¿No querías hablarnos de tus errores?
¡Efectivamente! Y precisamente por eso es por lo que quiero compartirlos con vosotros. En vez de hablar de mis éxitos, voy a contaros mis fallos. ¿Preparados?
Somos todo oídos…
Creo que un error muy común, y que yo mismo he cometido, es no pedir ayuda. La gente piensa que por el simple hecho de preguntar va a dar una imagen de debilidad, de no saber todo y no ser profesional. Pero no es así, en absoluto. Pedir ayuda te hace más fuerte. Algo que siempre destaco, que a menudo les recuerdo a mis alumnos es que el aspecto técnico es importante, por supuesto, pero mucho más lo es el personal. Hacer las cosas con pasión y atreverte a preguntar aquello que no sabes para aprender te hace mejor profesional.
Y para muestra, un botón.
A mí, por ejemplo, me apasiona enseñar, y he tenido la oportunidad de hacerlo impartiendo clases de finanzas por todo el mundo. Es importante ser consciente de que aunque seas catalogado como experto no tienes que saberlo todo. Tener la actitud de constante aprendizaje te permite desarrollar tus habilidades y conocimientos constantemente. Y no sólo a nivel financiero… también a nivel humano. Nunca olvido que estoy trabajando para aportar valor y resolver los problemas de la gente. Y es muy fácil olvidarlo con el ajetreo y la presión del día a día.
¿Alguna clave para los demás?
Lo que voy a decir puede parecer básico. Yo pensaba aquello de “que el trabajo hable por sí mismo”. Descubrí tarde, aunque mejor tarde que nunca, lo importante que es saber venderse, transmitir lo orgulloso que estás de tu trabajo, hacer ver tus logros… No hablo de exagerar y vender algo que no eres, hablo de ser capaz de mostrar el valor de aquello que haces.
De acuerdo, a partir de ahora haremos más visibles nuestros logros, pero estábamos hablando de tus errores. ¿Ninguno más que declarar?
¡Por supuesto! Otro error que he cometido ha sido intentar controlar y predecir el futuro. No controlamos nuestra carrera profesional tanto como nos gustaría, depende de numerosos factores. Tenemos que entender que eso es algo que se escapa de nuestro poder. Lo que sí que podemos hacer es invertir en ese futuro trabajando duro, mejorando nuestras habilidades, siendo buenos compañeros, teniendo una buena actitud… Pero siempre recordando que nada es seguro, ni hay garantías. No controlamos el futuro, solo nuestro comportamiento.
¿Y qué es lo que aprendiste de aquello?
Cuando me planteaba estudiar un Máster no paraba de repetirme que no era un buen momento. “Ahora no porque tengo dos niños. Luego tampoco porque tengo mucho trabajo. Después no puedo porque tengo clases”. Hasta que me reconocí que nunca habría un momento perfecto y que precisamente por eso el momento perfecto era ese. Aprendí que no puedo predecir el futuro, pero sí invertir en intentar mejorarlo. Si hago las cosas que siento y persigo aquello que quiero, no solo seré una persona más feliz, también seré un mejor profesional.
Entonces, ¿cada una de nuestras acciones deben conducirnos a un mejor futuro profesional?
¡Ojalá supiéramos qué acción mejora nuestro futuro a ciencia cierta! Siempre se cita el networking como una forma de generar oportunidades profesionales. En mi caso, según crecía mi red profesional me di cuenta de que realmente lo que disfrutaba era el proceso de conocer gente y relacionarme. Las oportunidades profesionales pueden surgir en cualquier entorno, sin necesidad de que las andemos buscando constantemente. En mi experiencia, cuanto más estás dispuesto a dar es cuando más recibes inesperadamente.
Vaya, no ha sido una buena pregunta.
¡Para nada! Pero hablando de preguntas, de hecho, uno de los peores errores que he cometido ¡ha sido no hacer las preguntas apropiadas! (se ríe). Y no a otros, sino a mí mismo. “¿Por qué no me han dado ese proyecto? ¿Por qué no yo? ¿Por qué?” Pero cambié esa manera de pensar y me centré en preguntarme qué me hacía feliz realmente, aunque suene un poco “ñoño”. Me centré más en lo que quería hacer y menos en lo que otros esperaban de mí. Más ¿para qué? Y menos ¿por qué?
Y antes de terminar, ¿cómo llevas esto de los encuentros virtuales?
Tengo que reconocer que esto del home office no está nada mal (sonríe). Incluso diría que al no haber ese café de pausa la gente va de una call a otra de forma más ligera. Es broma. Lo cierto es que me gusta el contacto humano y espero que podamos recuperarlo pronto.
Sin pausa para el café, terminamos este encuentro sin saber todavía cómo le gusta tomarlo. Pero no importa, porque Alfonso nos ha enseñado una lección mucho más valiosa: no podemos controlar el futuro, pero sí está en nuestras manos invertir en nosotros mismos para construirnos uno mejor.
Y el mejor momento para empezar siempre es hoy.