Previsiones y tendencias 2020 en fiscalidad y economía. Por José Ramón Sánchez Galán
14 de Enero de 2020
14 de Enero de 2020
El año entrante presenta una serie de elementos que podría suponer una desaceleración de un ciclo que ya venía iniciándose desde 2019 y que podría desembocar en algo más serio de no tomar consciencia de la situación.
En síntesis, los factores más relevantes que podrían reforzar la afirmación anterior, podemos encontrarlos en los que se exponen a continuación:
Primeramente, estamos asistiendo a una situación en la cual la política prima sobre la economía y, eso, es obvio que causa desajustes económicos: comenzamos con la guerra arancelaria de Estados unidos y China (todavía vigente), la situación del conflicto de Estados Unidos con Irán (escalada de los precios del crudo y desequilibrios desde el lado de la Oferta Agregada), así como el Brexit que afectará al PIB comunitario y Británico. Por otro lado, la situación de incertidumbre tras las elecciones generales acerca del camino a seguir por los Gobiernos elegidos, todavía no termina de despejar la situación actual, como el caso de España o la actual Presidencia Europea de Croacia, aun por dilucidar hojas de ruta de política económica que frenen la desaceleración que, previsiblemente, está acercándose.
Por otro lado, la política monetaria con tipos tan mínimos con el fin de potenciar la expansión real, tuvo sus frutos, pero ya se está agotando. La política fiscal, inflacionista por naturaleza, no tiene cabida en un entorno con un problema que se antoja endémico desde el punto de vista del mercado de trabajo, cada vez más precario y cortoplacista. Es posible asistir a una mayor presencia pública en el mercado, lo cual se traduce en déficits por encima del techo presupuestario y su necesaria financiación, es decir, la deuda pública en rentabilidades poco atractivas. El apalancamiento global será muy elevado lo cual podría limitar las expectativas d ciertas economías como las emergentes.
Asimismo, en tercer término, si los tipos en Europa permanecen en límites cercanos al cero, la divisa europea se encontraría en unos límites que oscilarían en una banda ente el 1 y los 1,1 dólares, pero el problema viene, precisamente, de los norteamericanos con posibilidades de iniciar un alza de tipos (quizás cerca del 3% para finales de año), para impulsar al mercado de trabajo y el sector financiero (medida ya utilizada anteriormente).
Considerando lo anterior, no es descartable una necesaria corrección de los mercados tanto desde la perspectiva de las commodities (fundamentalmente sectores como el inmobiliario) o el de empresas cuyas ratios de valoración ya se están alejando preocupantemente de sus valores intrínsecos.
Así pues, la situación precisa de medidas correctoras de calado, ya que, si bien, por el momento se prevé un decrecimiento pero no una desaceleración, de no tomarse medidas urgentes, la crisis podría asentarse en los mercados, quizás, con mayor virulencia que la de 2007.