¿Pueden las grandes empresas “tradicionales” adaptarse al entorno competitivo actual? Por Jordi Damià
25 de Febrero de 2020
25 de Febrero de 2020
El mundo de los operadores es un mercado de fortísima competitividad y de grandes oportunidades, donde hace poco podíamos leer dos noticias de signo contrario. Por un lado, veíamos como el operador Masmóvil, una empresa de apenas 12 años desde su fundación, pasaba a cotizar en el IBEX 35, con un valor de capitalización de 3.000 millones aproximadamente y es líder absoluto 2019 en portabilidad de líneas el año pasado, y por otro lado, la noticia de como Telefónica intenta vender su negocio de Latinoamérica donde un grupo de inversores colombianos quieren pagar unos 10.000 millones, operación que Telefónica quiere llevar a cabo para obtener liquidez para centrarse en los mercados europeos.
Independientemente del tamaño y de las infraestructuras a mantener, mucho mayores que las de Masmóvil, es evidente que Telefónica debe adaptarse, y debe adaptarse entre otras cosas porque su modelo organizativo y de gestión está en clara desventaja frente a competidores mucho más agiles en su gestión interna que les permite orientar todos sus recursos a ofrecer servicios de valor añadido (y diferencial) al cliente ( tipo Masmovil) y porque, por otro lado, existen las amenazas reales de operadores asiáticos y americanos, que siendo mayores en tamaño tienen un modelo de gestión mucho más orientado al cliente y mucho más eficaz para adaptar su estrategia debido a que utilizan modelos ágiles de gestión.
Así pues parece que empresas como Telefónica u otras similares (El Corte Inglés, Iberia, Repsol, Endesa, etc.) deben de conseguir lo que hasta hace pocos años en entornos de gestores tradicionales se decía que era un imposible: mover un transatlántico con la agilidad de una lancha.
Se está demostrando que es posible y, no solo esto, sino que es necesario que las grandes compañías adapten cuando antes su forma de gestionar para poder competir por debajo con empresas mucho más rápidas en adaptarse para darles al cliente exactamente lo que quieren y consiguiendo excelentes márgenes, y por encima por empresas mucho más grandes, cuyos modelos de gestión muy estructurados y orientados a los objetivos son igualmente muy ágiles, pero con una capacidad de inversión mucho mayor.
El secreto está en definir un modelo de gestión mucho más efectivo, más orientado al cliente, donde las decisiones se tomen rápido y se ejecuten aún más rápido y donde las personas que son la clave de la implementación de la estrategia estén absolutamente comprometidas con el resultado, en definitiva, en creer de verdad en la dirección estratégica científica como el mejor método para conseguir los resultados. Vamos, ni más ni menos que lo que están llevando a cabo empresas gigantes como Amazon, GE, o google.