Doer vs Thinker: y tú, ¿qué tipo de experto eres?
29 de Septiembre de 2022
29 de Septiembre de 2022
¿Qué fuerza mueve tu mundo? ¿Cuánto eres de lo que haces o piensas? Precisamente ambos conceptos ilustran la diferencia entre dos tipos de profesionales que imperan hoy en día. El rol diverge donde uno se decanta más por hacer que por pensar, y al contrario.
¿Y tú? ¿Qué tipo de experto eres o te gustaría ser? ¿Eres más de tirarte al barro, o prefieres decantarte por los manuales y la teoría?
Un Doer apuesta todo a la práctica, mientras que un Thinker recurre a la teoría y el estudio profundo. Un experto Doer ha alcanzado un nivel de representación práctica que lo elevan a un cierto nivel en un campo determinado. Y el Thinker ha estudiado, argumentado, investigado y teorizado sobre el funcionamiento de un campo concreto, por lo que su capacidad de pensamiento crítico y de generar conclusiones es muchísimo más precisa.
Los Thinkers alcanzan la excelencia a base de estudio y análisis. En primera instancia, los expertos que responden a este perfil suelen ser académicos, consultores o investigadores, aunque en la práctica, no es tan nítido. Por el contrario, el perfil de los Doers es más amplio, y abarca el grueso de profesiones. Son personas que inciden en la reiterada práctica de un aspecto concreto.
La distinción afecta a infinidad de campos, y la experiencia remite a no catalogarlas como tendencias únicas. Cada sector abre un abanico de posibilidades, al igual que existen sectores en los que un Doer es también necesariamente Thinker, y viceversa.
“¿Qué es entonces preferible?”, se plantea la mayoría. ¿Acaso no sería lo deseable combinar lo mejor de ambas facciones? Veamos poco a poco.
Doer VS. Thinker: aspectos positivos
El liderazgo nato, la paciencia y la resiliencia hacen al Doer. Pero, ¿qué más provecho extrae de su condición?
Un Thinker curiosea, enfoca con precisión y presume de diligencia. ¿Qué más lo acompañan?
Doer VS. Thinker: aspectos negativos
El mundo recompensa la labor a ambos roles, pero también los cuestiona, obligándolos a reinventarse y sobrevivir. Así, el Doer se expone a lo siguiente:
De forma análoga, ¿qué aspectos lastran al Thinker?
¿Y si se apostara por condensar lo especial de ambos roles?
Al final ambas maneras de operar tienen un objetivo común: el ejercicio de una profesión. Un Doer dispone de una destreza mental para no repetir un mismo error una y otra vez, pero de igual manera un Thinker impone la diligencia necesaria para lidiar con el fracaso de una teoría. De ahí que las fronteras diverjan, y ambos tengan algo de líderes y también de curiosos, algo de “hacedores” y de “pensadores”.
Entonces sí, quizá combinar lo mejor de ambas facciones sea una realidad en la práctica. La clave reside en que, se adopte el rol que se adopte, o bien se opte por una forma de operar mixta, se transmita la confianza que el receptor necesita para creer en el trabajo desempeñado.