Ya es hora de hablar de salud mental en el trabajo
13 de Octubre de 2021
13 de Octubre de 2021
Los días donde nuestras emociones y salud mental tenían la entrada vetada a nuestro trabajo se están acabando. El talento y los problemas emocionales viajan en el mismo espacio: la mente. Los problemas de salud mental son una realidad que no se puede seguir ocultando debajo de la alfombra.
Las dificultades asociadas a la salud de nuestra mente siempre han estado presentes, pero durante el último año han aumentado considerablemente. La incertidumbre del futuro laboral y el aislamiento del teletrabajo son algunos de los causantes de que el 26% de los trabajadores españoles luchen contra ansiedad, depresión o trastornos psicológicos. Estudios como el de The World Health Organization confirman que 1 de cada 4 adultos sufre de trastornos psicológicos, un 35% cuando hablamos de los menores de 34 años según el informe Mental Health Report elaborado por Opinium.
A pesar de las abrumantes cifras, las emociones y los problemas psicológicos siguen manteniéndose ocultos en el trabajo por tabú, o miedo de que se interpongan en nuestra reputación profesional. Pedimos días libres o baja por la enfermedad de un familiar o por una lesión al cuerpo, pero no nos resulta tan fácil pedir el tiempo que necesitamos cuando el problema está en nuestra mente. En Estados Unidos se ha normalizado el término “Mental Health Day”, y se han impuesto leyes para proteger a los empleados que deseen tomarse un día por su salud mental. Aceptar que la salud mental es una parte integral del bienestar laboral, tanto la nuestra como la de los demás, solo nos ofrecerá beneficios como personas y profesionales.
El pasado 10 de octubre, como cada año, se celebró el Día Mundial de la Salud Mental, una iniciativa de la Federación Mundial de la Salud Mental. Nosotros hemos querido sumarnos contactando con Isabel Aranda psicóloga de trabajo y profesora en EAE para hablar del tema.
La salud mental indica claramente un equilibrio en la calidad de nuestra vida psicológica y fisiológica. Cuando aparecen síntomas que deterioran esta calidad, como alteraciones continuadas del sueño, falta de atención, dificultad para tomar decisiones; alteraciones del ánimo, desesperanza, decaimiento, dificultades para la autorregulación emocional; síntomas de carácter psicosomático o dificultades en la autonomía del día a día, cabe pensar en que nuestra salud mental no es óptima.
Los estudios revelan una disminución del bienestar psicológico de la población en general. En España, el 40% de las personas presenta síntomas graves o moderados de depresión derivado del COVID-19 según un informe elaborado durante la segunda ola por el Consejo General de la Psicología de España. El estrés se ha disparado debido a la incertidumbre de los ERTES y el cambio que ha supuesto el teletrabajo. Según una encuesta realizada por la plataforma de bienestar Ekilu, dos de cada cinco personas sienten ansiedad por tener que volver a la presencialidad, mientras que el 54% afirma que su estrés es mayor.
La administración pública y algunos partidos políticos se están haciendo eco de una demanda creciente de atención psicológica dentro de la atención primaria como medida clave para atender el impacto en la salud mental del COVID.
Cuerpo y mente son una unidad. No cabe la salud fisiológica si no hay equilibrio psicológico. Sin embargo, se le da una prioridad absoluta a los problemas fisiológicos y los demás se ignoran.
Para cambiar el tabú hacia la salud mental, lo primero es aceptar que es parte sustancial de nuestra calidad de vida y normalizar el recurrir a los servicios psicológicos igual que se recurre a los médicos.
En el entorno laboral se debe tener la confianza de que se va a respetar una baja por un cuadro ansioso-depresivo igual que se respeta una baja por una rotura de rodilla. Y, por supuesto, asegurando por medios legales que una baja por síntomas psicológicos no puede vincularse con despidos ni mermar la carrera profesional.
Las dificultades más frecuentes son cuadros ansioso-depresivos vinculados al estrés de tener que afrontar una situación que vemos que nos desborda.
Respecto a ser considerado tabú, el problema se ha generado por una sociedad racionalista donde se prioriza la evidencia medible. Por ejemplo, es incuestionable unas cifras alteradas en un análisis pero sí se cuestiona el grado en el que una persona se siente mal por no poder afrontar su día a día.
Las empresas están obligadas por ley a atender el riesgo psicosocial producido por el trabajo y a reducir el estrés. Los planes de intervención recogen:
No podemos estar más de acuerdo con Isabel. Prestar atención a nuestra salud mental y cuidar de ella nos permitirá conocernos más y así sentirnos más auténticos. Son muchos los estudios que nos avisan de los beneficios en el entorno laboral: mejora la productividad, el compromiso, y fideliza a los empleados. A pesar de la evidencia, todavía ni un tercio de los trabajadores reciben la atención de salud mental que necesitan, lo que se traduce en consecuencias negativas tanto para las compañías como para las personas.
Si bien tenemos claro que el capital humano es el recurso más valioso del mundo empresarial, existe todavía un camino de mejoría sobre cómo se entiende la salud y bienestar emocional del empleado en el ámbito laboral. La atención y los cuidados sobre salud mental deben estar más presentes y accesibles en la empresa, y debe existir un espacio seguro de diálogo, apoyo y empatía para aquellos que lo requieran.
El aumento de casos del último año ha servido para dos cosas: para poner de manifiesto la existencia de problemas de salud mental en los trabajadores y para conseguir que se empiecen a implementar medidas de apoyo por parte de las empresas y organismos oficiales.
Artículo en colaboración con: Isabel Aranda, PhD, Profesora del área de RRHH en EAE.