Rebecca Busi
24 de Marzo de 2022
24 de Marzo de 2022
Descubrir a lo que nos vamos a dedicar el resto de nuestra vida no suele ser una tarea sencilla, aunque en el caso de Rebecca, estudiante de Master in International Business en EAE, fue diferente. Su futuro, ya desde niña, apuntaba hacia un lugar muy concreto. Rebecca Busi nació en Bologna, Italia, hace 26 años. Allí mismo vivió una infancia sobre ruedas, la mitad de tiempo montada en sus coches de batería y la otra de camino a ver las competencias de rallies en las que participaba su padre. Fue esperando en la meta del Rally de los Faraones de Egipto, donde las emociones se apoderaron de ella. Después de una larga espera, ver a su padre cruzando la meta le hizo llorar y descubrir a su vez lo que este mundo era capaz de transmitirle.
El padre de Rebecca es crucial en su historia, le contagió su pasión y también un sueño. “Competir en el Rally Dakar era el sueño de mi padre. Yo crecí escuchando las historias que me contaba y la leyenda de la carrera imposible de completar creció conmigo”.
En 1977, el piloto Thierry Sebin se perdió con su moto mientras competía en una carrera por el desierto de Libia. Thierry no llegó a meta ese día, ni tampoco el siguiente. Sin agua, sin reloj, sin sombra y bajo el sol abrasador del desierto fue rescatado por la organización al borde de la muerte. Cuando lo encontraron afirmó: “La experiencia que he vivido debería poder vivirla cualquier corredor”. Así es como un año después, bajo el lema “un desafío para los que van, un sueño para los que quedan atrás”, nació el Rally Dakar, la prueba automovilística más dura de la historia. Desde ese año las historias épicas que envuelven a esta carrera no han dejado de surgir. Los peligros y riesgos han existido en todas sus ediciones: la primera tormenta de arena en la carrera del 83, el año en el que todos los competidores se quedaron sin combustible debido al estado tan blando de la arena, participantes perdidos durante días en la soledad del desierto… Pilotos que, a pesar de todo, siguen volviendo cada año y suscribiendo las palabras de Thierry Sebin, de una experiencia inigualable.
La leyenda del Dakar nunca abandonó a Rebeca. Conforme pasaba el tiempo, las ganas de vivirlo por sí misma se hicieron más grandes. Y así es, como después de años corriendo en karts y haciendo cursos de drifting llegó a su cabeza una reflexión: “Empecé a sentirme cansada de mirar la vida que quería en un móvil y me dediqué a ver la manera de comenzar.” Su objetivo: convertirse en piloto profesional y completar la carrera imposible.
Rebeca se puso en marcha,aunque sabía que no podía lograrlo sola. Empezó a llamar a muchas puertas, la mayoría se mostraron cerradas. Pocos entendían por qué iba a empezar su trayectoria por la carrera más difícil. Pero esta decisión no estaba únicamente guiada por la emoción de vivir el sueño de su padre sino que escondía una visión estratégica. “Quería dar mi primer paso en el Dakar porque, de haber comenzado con carreras menos importantes, no hubiese hecho nada diferente del resto de los pilotos. Así que, en vez de hacer eso, me decidí a completar el Dakar sin tener experiencia. No tengo dudas de que soy buena en esto. Quizás no sea la mejor, pero sé muy bien lo que hago. Si participas en el Rally Adriático, nadie va a escribir acerca de ti y se hace difícil trascender. Pero si, ‘por desgracia’, eres la italiana más joven en participar en el Dakar y además es tu primera vez corriendo, la gente va a querer saber de tí.” Rebecca, finalmente encontró a alguien que apostara por ella. El camino hacia el Dakar empezaba.
El siguiente objetivo fue entrenar para controlar a la perfección los 3 aspectos claves para este desafío. Primero, entender las condiciones y secretos del desierto, por dónde atacar las dunas, cómo se comporta la arena… Segundo, ejercitar su cuerpo. El Dakar es una carrera de resistencia donde se recorren tantos Km como tienen todas las pruebas del mundial juntas, que el cansancio influya lo mínimo posible sobre la conducción es indispensable. Por último, conocer su coche y adaptarse a su comportamiento, pues sería este el encargado de llevarle hasta la meta. Las jornadas de entrenamiento de 8 de la mañana hasta las 6 de la tarde bajo el Sol de Marruecos, fue la experiencia intensiva que necesitó para prepararse para lo que se iba a encontrar y para afrontar con más seguridad el reto.
Después de meses de entrenamiento, por fin llegaba el día, aunque no todo fue alegría. “Mis miedos se fueron concentrando en los problemas que podrían surgir; como algún fallo mecánico. Lo que hice fue imaginarme cómo me podría sentir y luego dejar el miedo de lado para no dejar que tuvieran una influencia en mí.”
Rebeca estaba allí, en la línea de salida, recordando todo lo que le había llevado hasta ese instante. Era el momento de convertir la leyenda en realidad y de vivir lo que Thierry Sebin no pudo explicar con palabras.
“Definitivamente, el desafío más grande que tuve que enfrentar fue el de la concentración. Conducir por tanto tiempo sin descanso te quiebra mentalmente. Además, tienes que recordar que no solo eres tú la que corre — tienes que respetar al coche y, al ser una carrera tan larga, es necesario preservarlo, lo cual no hice durante los primeros dos días. Terminé séptima en el global pero por la noche tuvimos que ajustar todos los tornillos.“ Las etapas iban pasando, y Busi y su copiloto seguían haciendo frente a todas las adversidades hasta el último día.
Tras 11 jornadas, llegaba la última etapa. La dureza del desierto no había podido con Rebeca y la leyenda de la carrera imposible de completar, se quedaba solo en eso, una leyenda. Rebeca llegaba a meta y se convertía así en la mujer más joven de la edición en hacerlo y en una piloto profesional consolidada, dando respuesta así a todas sus dudas. “No supe si era el camino correcto hasta el día en el que crucé la línea de meta. Hasta ese momento había sido un desafío conmigo misma. Yo apostaba que podía hacerlo, pero hasta ese preciso momento no estaba segura de que pudiese”.
Todo empezó en aquel Rally de los Faraones, donde Rebecca esperaba con los sentimientos a flor de piel la llegada de su padre. Ahora, los papeles se intercambiaban, era Rebecca la que cruzaba la meta y su padre, el que la recibía emocionado en la meta. El círculo se cerraba.
“Completar el Dakar me catapultó directamente hacia lo que espero que se convierta en mi trabajo. Desde enero hasta hoy, he lanzado mi página de internet, he hecho la presentación para la temporada 2022 y he armado un equipo entero para continuar corriendo. Me he convertido en una atleta y eso es lo que quería desde que era una niña.” Rebecca se puso una meta y la cruzó, literalmente. Alcanzó su sueño para seguir viviéndolo. El Dakar 2023 volverá a contar con ella.