Caso Lopetegui: misión casi imposible
15 de Junio de 2018
15 de Junio de 2018
Por José Vicente Pérez, profesor de Comunicación de EAE Business School
A estas alturas del partido, nadie duda de lo importante que es el fútbol para los españoles. Los audímetros ya han comenzado a dar cumplida cuenta de ello a causa del Mundial en Rusia. Muchos tendrán la vista puesta en la Roja y en su recién estrenado entrenador, Fernando Hierro. Llega precedido por la fulminante destitución de su predecesor y ahora nuevo técnico del Real Madrid, Julen Lopetegui. Su salida ha puesto a prueba la capacidad de reacción de la Real Federación Española de Fútbol. ¿Ha acertado con su estrategia de comunicación?
Marisa González, la nueva dircom de la RFEF, tenía ante sí su primera misión casi imposible dentro de la federación: hacer frente al bombazo lanzado el martes, 12 de junio, por el club que preside Florentino Pérez. A través de un escueto comunicado de tres párrafos anunciaba que Lopetegui se convertiría en el entrenador del primer equipo "tras la celebración del Mundial de Rusia 2018".
Quedaban dos días para el arranque del Mundial y la RFEF debía tomar una decisión. La estrategia fue clara. Se convocó una rueda de prensa, compareció su presidente, Luis Rubiales, y en menos de tres minutos, sin rodeos, anunció que Lopetegui dejaba de ser entrenador del equipo nacional. "Es el equipo de todos los españoles", explicó. Argumentó que la decisión se debía a una "circunstancia sobrevenida". Esto es, el comunicado del Real Madrid.
Y tras el anuncio, las preguntas. Casi 20 minutos para que los periodistas hicieran su trabajo; una práctica que muchos en España aún no han asumido como necesaria y que, añado, debería ser de obligado cumplimiento en un Estado democrático.
El segundo bombazo en menos de 24 horas ya estaba sobre el terreno de juego. Ya no había marcha atrás. Era momento de posicionarse. El debate ya estaba en la calle ¿Quién era el malo de la película: Florentino Pérez o Luis Rubiales? ¿Tal vez Julen Lopetegui?
Sea como sea, la RFEF actuó con rapidez y claridad ante lo sucedido. Para rematar, el mismo día pero por la tarde, Rubiales comparecía de nuevo, pero esta vez lo hacía acompañado por Fernando Hierro, ya como nuevo técnico de la selección española.
Probablemente, la peor parte, al menos en lo que a comunicación se refiere, se la ha llevado el protagonista de toda esta historia, Julen Lopetegui. El técnico vasco empaña su marca personal. Para unos es un héroe y para otros, un villano. Su misión, ésta sí, era imposible. No podía salir indemne y quizás no calibró del todo las consecuencias que tendría el anuncio de su fichaje a punto de enfrentarse al que iba a ser su reto profesional más importante: intentar llevar a la Roja a lo más alto.
Una buena coordinación entre el Real Madrid y la RFEF hubiera sido lo deseable y más recomendable. Pero está claro que esta posibilidad nunca se barajó. Lástima.