"La economía colaborativa choca con la industria tradicional, pero debemos aprovechar las oportunidades de ambos mundos"
21 de Marzo de 2017
21 de Marzo de 2017
Qué es la economía colaborativa, cómo impacta en los negocios tradicionales, retos y soluciones han sido los distintos puntos que han compuesto la Conferencia de Management ofrecida por Mónica Muñoz. "Compartir es el nuevo poseer", iniciaba la socia fundadora de The Innova Room mientras mostraba las portadas de la revista estadounidense Time, anticipando cómo la economía colaborativa cambiaría nuestra visión de los modelos de negocio.
Al hablar de economía colaborativa, tratamos cuatro aspectos claves. En primer lugar, las plataformas digitales que geolocalizan al usuario, son inmediatas y conectan un exceso de capacidad con la demanda. En segundo lugar, en economía colaborativa prima el acceso sobre la posesión con diferentes modelos desde el alquiler hasta el puro trueque. Otro aspecto fundamental es la confianza entre los usuarios, quienes democratizan la compra evaluándose unos a otros. Y en último lugar encontramos la conexión emocional que se crea, más allá de la compra-venta de un servicio o producto.
Una de las plataformas que sentó lo que hoy en día conocemos como economía colaborativa fue Napster, con su intercambio de archivos entre particulares. Entre 1999 y 2001 llegó a alcanzar 26,4 millones de usuarios, provocando el inicio del derrumbe de la industria musical, hasta que finalmente la cerraron por ilegal. "Pero la semilla ya estaba plantada", declaraba la ponente, "y tras Napster llegó iTunes en 2003, Spotify en 2008 y Napster en streaming también en 2008", ofreciendo así una serie de soluciones legales, unos nuevos modelos de negocio.
El surgimiento de plataformas P2P como Napster es solo uno de los seis factores desencadenantes del desarrollo de la economía colaborativa. El resto abarca los patrones de consumo low cost, el concepto de uso de un bien en lugar de posesión, la tecnología móvil y la geolocalización, la desintermediación de servicios y la falta de regulación de nuevos modelos. Con la crisis economía asistimos a una irrupción de modelos más eficientes, con menor coste y una especial atención a la sostenibilidad, hasta llegar a "consumidores más exigentes e informados que solo están dispuestos a pagar por lo que compran".
Mónica hizo una parada por las diferentes ventajas de la economía colaborativa: time-to-market (economía bajo demanda), eliminar ineficiencias del sistema, agilidad y relación directa sin intermediarios, rentabilizar recursos infrautilizados, reducir el coste de producir nuevos productos y sistemas de control dinámicos basado en la confianza y la reputación, creando una relación bidireccional. Como explicaba la experta en su presentación, "la economía colaborativa está implantándose en muchos sectores, desde el transporte o los viajes, hasta otros más tradicionales como la salud" lo que provoca diferentes conflictos y nos obliga a pensar en estrategias de futuro, oportunidades y escenarios donde ambos sectores salgan beneficiados.
Las cuatro estrategias de colaboración que Mónica ha desarrollado, clasificadas en función del mayor o menor coste de implantación y de la influencia entre ambos modelos, son las siguientes. "Para lograr una convergencia de ambos modelos, la estrategia más sencilla, tendría que darse una regulación del entorno competitivo", comenzaba explicando. Tras esta encontraríamos las "alianzas entre empresas" y las "adquisiciones". En el último escenario, el más interesante y más difícil de alcanzar, estaría la "creación de nuevos modelos de negocio, incluso dentro de las empresas tradicionales, que transciendan las fronteras y aprovechen los mejor de ambos mundos".