"Si el líder no está al frente de la gente, la gente no se la juega. El liderazgo no es un título"
14 de Febrero de 2017
14 de Febrero de 2017
Que la sociedad ha cambiado, de eso ya no hay duda, y que ese cambio ha afectado a la naturaleza del trabajo es consecuencia directa del mismo. Cuando pase la IV Revolución Industrial, la mitad de la gente no tendrá trabajo porque esos puestos habrán sido sustituidos por máquinas e inteligencia artificial.
Van a cambiar las estructuras, las empresariales sobre todo, y por ende, las relaciones entre las personas. Así comenzaba la conferencia 'Gestión de equipos de alto rendimiento', que dentro del Programa Enfocados, impartía el profesor Jorge López Cifre, Doctor en Economía.
En ese cambio de relaciones y fuerzas productivas, la creatividad será lo que siga siendo patrimonio exclusivo del género humano, al menos de momento. Es en esa área en donde, las personas, tal y como insistía López Cifre, vamos a ser fundamentales y la gestión de personas y el liderazgo serán dos habilidades imprescindibles.
Normalmente un líder debe aprender de otro líder, "nadie puede hacer lo que no sabe", argumenta López Cifre. En una concepción más primigenia, se pensaba que el líder, o el arte del liderazgo, "es ser alguien que está para ser servido y, en realidad, el líder está para servir a su grupo. El cometido de un líder es que su grupo funcione". Por ello, a la hora de enseñar a un líder, se debe enseñar a ese futuro líder a ser responsable, a saber valorar a las personas que tiene a su cargo y, por supuesto, enseñar al equipo a trabajar juntos y no uno al lado del otro evitando el que sólo uno se rinda, "porque si se rinde uno, se rinden todos".
Parte de ese cambio que apuntó López Cifre, está el de que los incentivos no funcionan en este nuevo mundo. "Lo que vemos en las nuevas empresas, es que la gente debe sentir que su trabajo sirve para algo. En ese momento la productividad aumenta. La gente debe sentir que lo que hace es útil", afirma. Ahí es donde el papel de líder se convierte en estratégico.
Sobre las características que debe tener un líder, López Cifre da algunas pistas: "Normalmente estamos más dispuestos a seguir a las personas que son más fiables. El líder es esa persona que cuando las cosas no están claras, nos sugiere un camino".
El líder debe jugársela por el grupo, y para ello debe ir el primero. "Si el líder no está al frente de la gente, la gente no se la juega. El liderazgo no es un título", explica el Doctor en Economía que además es especialista en negociación y gestión de conflictos de gran complejidad.
Otra característica importante es estar abierto a saber todo lo que pasa, las buenas noticias y también las malas. Eso pasa directamente porque haya un mínimo grado de confianza. "Cuando se tiene a un grupo de personas, debemos enseñarles a que confíen el uno en el otro. Para ello existen dinámicas de grupo, basadas en trusting games; juegos para que partiendo de personas que no se conocen de nada, se logre una confianza el uno en el otro, y si ya se conocen, comiencen a verse con mejores ojos", explica.
Dentro de los programas de Máster, como los que se imparte en el EAE Business School, la metodología que se sigue lleva implícito no sólo el aprender a trabajar en equipo, sino también adoptar el papel de líder a la hora de llevar a buen término las evaluaciones y el mismo TFM. "Les hacemos hacer trabajos en grupo. Al menos uno del grupo debe asumir el rol de líder para que eso funcione. También tienen que hacer el Trabajo Final de Máster. Muchas veces, de forma aleatoria, a los alumnos se les asigna un grupo, lo cual les obliga a trabajar con personas que no habían escogido y a resolver los problemas que se le pueden presentar a un líder, de forma que puedan presentar su TFM", explica López Cifre.
El líder no tiene que saber de todo, pero tiene que dirigir y coordinar al equipo, valoran las relaciones y viven en base a su valores; marcan una dirección al grupo, una dirección nítida, y reparten roles. También, según López Cifre, un líder debe ayudar a que la información fluya en el grupo: "Cuando algo va bien, el líder debe hacer que se sepa y darle el mérito a quien lo ha conseguido, y si algo va mal y debemos regañar, también, pero esta vez en privado".
Este cambio en la concepción de liderazgo o líder va acompañada por un cambio en el sistema de gestión, "pues el ordeno y mando ya no es útil". En sustitución, pero aún muy lejos de convertirse en una realidad accesible y aplicable por completo a todo tipo de organizaciones, está la holacracia, un sistema de gestión en el que los roles se definen en torno al trabajo y no en torno a las personas, actualizándose regularmente y con personas asumiendo varios roles. Un sistema en el que la autoridad se distribuye a los equipos y roles y las decisiones se toman localmente. Con un objetivo común, cada equipo se autoorganiza y el único derecho de veto es "eso que estás haciendo me perjudica a mí".