A gusto con tu empresa
23 de Mayo de 2017
23 de Mayo de 2017
Por: Susana Carrizosa, periodista colaboradora de El País
Ahora sí. Vivimos la calma tras la tormenta. La infantería del sistema laboral español y sus mandos intermedios han recuperado la confianza en sus empresas aunque no pueda decirse todavía lo mismo de las instituciones.
Resume la Guía del Mercado laboral 2017, elaborada por la consultora Hays, que el 52% de los españoles se siente motivado con su puesto de trabajo. ¿De dónde viene esta satisfacción? ¿La crisis nos ha hecho empatizar más con los valores y equipos de las compañías para las que trabajamos?
Pues resulta que sí. Que los empleados valoran muy positivamente el esfuerzo de sus entidades por mantenerse a flote en los años más duros y el papel de sus directivos por hallar soluciones creativas y nuevas oportunidades de negocio. Uno de los estándares que afianzan esta motivación es la permanencia de los trabajadores en su compañía. Así el 38% de los encuestados lleva entre 1 y 3 años en la compañía, mientras el 37% hace más de cinco años que trabaja en la misma empresa.
Y es que el gran fantasma que desde 2007 se impuso en la mente colectiva fue el miedo a la pérdida de empleo. Algo superado en gran medida dado que como ratifica un estudio de Randstad el 69% de los ocupados confía en mantener su actual puesto de trabajo durante los próximos seis meses, el mejor porcentaje de los últimos cuatro años.
Con esta premisa asegurada bajo el brazo, las plantillas demandan, eso sí, un mayor reconocimiento de su talento así como la oportunidad de mayor promoción. Ser escuchados con sus propuestas e inquietudes, jefes cercanos, no penalización ante el fracaso y reducir la "burocracia" entre la cadena de jefaturas para que un proyecto sea considerado.
Además, que la propia compañía incentive grupos de trabajo desde la armonía, gestionando de forma óptima la diversidad, donde los recelos, las inseguridades o el miedo a compartir el conocimiento sean aparcados en aras a generar la ilusión de crecer en un proyecto común con el que ganen ellos y sus compañías. Para ello reclaman jefes empáticos, que no se apunten sus medallas y que no manipulen a sus empleados para enmascarar sus errores y apuntarse sus éxitos.
Lidiar con jefes tóxicos no es fácil. Y casi siempre hay soluciones que no siempre han de partir de uno mismo. De hecho para combatir al jefe controlador y sin vida propia, se trabaja ya en España, siguiendo el ejemplo de Francia, en el borrador de una ley que "reconozca el derecho de los trabajadores a la desconexión digital de su empresa concluida la jornada laboral". Así no tendrá que responder a los whatsapps de trabajo mientras lleva al parque a sus hijos.
Con todo, la gran reivindicación tras la tempestad es la subida de los salarios. El estudio de Hays cifra en un 40% los encuestados que señalan que en su empresa se han retrasado las subidas de sueldo debido a la crisis económica. Es curioso, sin embargo, que aunque el 90% de las empresas asumen que sus empleados buscan otras oportunidades por este motivo, sólo el 12% consiguen ese aumento realmente en sus nuevas entidades.