Ser sostenibles para sostenerse, esa es la cuestión
21 de Diciembre de 2020
21 de Diciembre de 2020
Desde EAE somos conscientes de lo importante que es reciclarse (y reciclar también), por eso hemos realizado un estudio sobre las “Tendencias en RSC y Sostenibilidad en Iberoamérica”, porque entendemos que el trabajo está en constante transformación y que la única manera de adaptarse al cambio es formar parte de él.
1.- La RSC es una pieza más de la estrategia de negocio de una empresa.
Es cierto que realizar buenas acciones de manera desinteresada, incluso a costa del interés propio, está muy bien, pero antes de llegar a esa meta las empresas deben atender una necesidad más urgente: mantener su actividad y conservar a sus empleados. Es decir, para poder llegar a ser sostenibles con el medio ambiente y la sociedad, primero deben garantizar su sostenibilidad en el tiempo.
Siendo esto así, más allá de la idea de crear valor compartido, entendiendo que la producción debe ser también una manera de contribución de bienestar y riqueza, es preciso que las empresas tomen decisiones y lleven a cabo acciones que estén directamente relacionadas con la forma en la que generan ingresos.
Por eso, el 83% de las grandes empresas iberoamericanas que han participado en este estudio entienden que la RSC es una pieza más de su estrategia de negocio, en la que las buenas acciones quedan como tarea por hacer, pero siempre presentes en su concepción del futuro. De ahí que el 68% de ellas tenga como objetivo principal trabajar la RSC a través del diálogo con sus grupos de interés, alineando los retos de negocio y el comportamiento corporativo con las expectativas y los deseos de estas personas.
2.- La sostenibilidad no depende de una acción, se trata de una forma de ser.
Estamos en constante cambio. Ahora, más que nunca, las empresas son realmente conscientes del rol que ocupan dentro de la sociedad y del que desempeñan para cada una de las personas que la conforman. La mayoría está embarcada en una aventura con destino a liderar la sociedad hacia modelos más sostenibles, respetuosos e igualitarios, cuyo horizonte es el cumplimiento de los ya tan conocidos Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS): un total de 17 medallas que todas ellas aspiran lucir en su uniforme.
Y es que no se puede negar que la actuación del sector privado durante la pandemia ha sido ejemplar. Hemos sido testigos de cómo las compañías se han volcado con donaciones para la sanidad y los colectivos más desfavorecidos, de la protección que han dedicado a sus empleados renunciando incluso al reparto de beneficios, o de la difusión que han realizado de campañas de protección a la salud.
Sin embargo, ser sostenibles no solo implica realizar buenas acciones, sino que es necesario que el desarrollo de la actividad empresarial también lo sea: evaluar e intentar reducir el consumo de recursos naturales (energía eléctrica, agua, gas o papel) o tratar responsablemente los residuos. En conclusión, se trata de promover el desarrollo de la empresa encontrando el equilibrio entre minimizar los impactos negativos de la actividad y maximizar los impactos positivos del negocio.
3.- En materia de RSC, los competidores son compañeros.
Compartir un objetivo común une más que cualquier otra fuerza, y así la predisposición de las empresas iberoamericanas a establecer acuerdos para el desarrollo de acciones de RSC es plena.
Un 95% de ellas colaboraría con su competencia desarrollando estrategias y actuaciones comunes, mientras que la práctica totalidad (99%) se apuntarían a iniciativas de proveedores y stakeholders de menor tamaño, suponiendo un espacio de alianzas sin igual.
Es conveniente tener en cuenta que esta apertura a la colaboración es aún más elevada en empresas que cuentan con departamentos específicos de RSC que entre aquellas que no disponen de uno propio, y que se observa una menor predisposición a alcanzar alianzas con stakeholders más pequeños y con la propia competencia entre los presidentes y accionistas.
Por eso es fundamental que las empresas interioricen la importancia de contar con perfiles cualificados en RSC en sus equipos, bien mediante la contratación o a través de la formación de sus propios empleados por medios de estrategias de upskilling, dado que de esa manera dispondrán de las competencias requeridas para desarrollar las acciones necesarias.
4.- La RSC ha llegado para quedarse y contará con despacho propio.
Una cosa está clara, la organización interna de la RSC experimenta tres cambios progresivos a medida que una empresa aumenta su tamaño:
● Gana importancia e independencia en el organigrama hasta convertirse en esencial la existencia de un área propia. Así lo corrobora el 83% de las empresas con más de 1B de facturación.
● Descentraliza los fondos dedicados a la RSC, de manera que cada departamento debe comprometerse a incorporar la gestión responsable en su actividad diaria.
● Impone un plan de RSC global de forma transversal a cada sede local. Algo que ya se está realizando en el 84% de las empresas con más de 5B de facturación.
Además, el 97% de las empresas confían completamente en consolidar la RSC como una forma natural de hacer negocios, el 76% creen que ganará importancia durante la época post-covid, y el 79% que la incorporación de un área específica para la función supondrá una clara ventaja competitiva tras la pandemia con respecto a las empresas que no dispongan de ella.
5.- Menos regulación del Gobierno, pero más implicación de las empresas.
Si bien existe un acuerdo mayoritario en que los poderes públicos deben promover políticas de RSC (solo un 22% no opina lo mismo), hay división con respecto al papel que debe jugar el Gobierno a la hora de imponer regulaciones, así como la influencia que ha ejercido para garantizar la realización de los principales avances en esta materia hasta la fecha.
Las grandes empresas iberoamericanas afirman que sus planes de RSC y Sostenibilidad deben ir por delante de la regulación vigente y apuestan por ser líderes a nivel social, reconociendo que su principal objetivo es anticipar retos y desafíos de futuro (78%).
Una meta que se extiende también a la consecución de los Objetivos de Desarrollo Sostenibles: un 70 % de ellas quieren ser las responsables de cumplir la misión y no dejarla únicamente en manos de los estados.
En definitiva, el futuro es una página en blanco que está en nuestras manos, y que cada uno de nosotros escribimos con la huella que dejan nuestras decisiones. Por eso debemos encontrar la manera de que lo que hagamos pueda durar para siempre.