Previsiones gubernamentales positivas en empleo y economía
07 de Junio de 2017
07 de Junio de 2017
Por Martí Pachamé, profesor del Máster en dirección y gestión financiera y MBA de EAE Business School
Las previsiones gubernamentales presentadas en el Programa de Estabilidad del Reino de España (2017 – 2010) que se remite periódicamente a Bruselas para comprobar la situación económica de nuestro país y el cumplimiento de las exigencias desarrolladas en el MOU (Memorandum Of Understanding) en relación a la reducción del déficit, no pueden ser más optimistas, ahora solo es necesario que sean realistas.
En el Plan de Estabilidad se recogen importantes objetivos:
Con estas previsiones, el Gobierno espera que el déficit público se sitúe por debajo del 3% en 2018. Esta mejora en las cuentas públicas, se reconoce, hunden sus raíces en un entorno macroeconómico extremadamente favorable, el crecimiento económico de los países de nuestro entorno, el precio del barril de petróleo, la política monetaria expansiva del BCE y la consiguiente debilidad del euro, factores todos que, junto a las reformas llevadas a cabo por la administración, han permitido la actual recuperación.
Las reformas estructurales serían las que proporcionan un diferencial respecto a nuestros homólogos europeos, las condiciones externas favorecen a todos por igual y es cierto que España ha estado creciendo, crece y se espera que crezca en el futuro inmediato por encima de la media europea. Hemos de decir que España, históricamente, se comporta normalmente de esta forma, cuando crece lo hace más que proporcionalmente, al igual que sucede con las recesiones en sentido contrario. Depender de estructuras productivas muy ligadas al ciclo nos confiere un patrón de desarrollo muy volátil.
Algo parecido ocurre con la tasa de paro. La previsión es que se alcancen los niveles de 2008, un 11,2%. Porcentaje que aunque debe ser motivo de satisfacción por cuanto significa haber reducido la tasa de paro a más de la mitad de su punto más álgido, se corresponde con una estructura productiva poco eficiente y que responde a un modelo de relaciones laborales extremadamente rígido y burocratizado. Algo debemos estar haciendo mal cuando en otros países estas fluctuaciones en el nivel de empleo no son tan acusadas. Como se puede observar en la siguiente gráfica, el comportamiento del empleo debería ser la principal preocupación del ejecutivo, y no tan sólo por motivos electorales. Solucionar este diferencial respecto a nuestros socios comunitarios nos proporcionaría un robusto componente anti cíclico, actuando como mecanismo automático para suavizar sus excesos. Lo mejor para España sería que dejásemos de ser los campeones en las recuperaciones económicas para convertirnos en uno más de los "grises" países centroeuropeos.